domingo, 17 de noviembre de 2013

Maratón de Valencia, la unión de un grupo

Todas los maratones que he hecho han tenido algo bonito por lo que recordarlos. Acabar el primero rodeado de mi familia, mujer e hijos, dedicárselo con una camiseta y llegar a meta agarrado por mi hija creo que no tiene precio y es el único maratón irrepetible. El segundo por correrlo en Barcelona cerca de casa. El tercero ir a Madrid y planificar el fin de semana para visitar la ciudad, montar en AVE y correr el maratón por una ciudad que no conocía y acompañado de un gran amigo, durante los 12 últimos kilómetros. El cuarto volvió a ser Barcelona, con Félix haciendo su primer maratón y yo bajando mi tiempo y pararlo en 3h 20´. El quinto en Empúries frío, viento y algo de lluvia pero lo hice al mes siguiente de Barcelona y con buenas sensaciones al acabar.

Y ahora me enfrentaba a mi sexto maratón, este también iba a ser especial, tenía un trozo de cada uno de los anteriores. Sería en otra ciudad, Valencia, a un mes de hacer mi primer triatlón, rodeado de mi mujer e hijos, y con amigos que harían su primer maratón. Pero había otra cosa que la haría brillar y es que no eran unos amigos cualquiera, eran esos amigos que una noche de verano decidirían acompañarme a entrenar a las 0:00 de la noche y que con los que al poco tiempo montamos un grupo de running, Run & Friends. Esta vez los 4 correríamos juntos otra vez, pero no cualquier distancia, si no la madre de todas las distancias, 42 km. 195 m.

Los preparativos los hicimos durante el verano, pero a medida que se iba acercando la fecha, los nervios hacían acto de presencia, Félix quería acercar su crono a las 3 h. en maratón algo que a cualquiera, solo con el hecho de pensarlo, ya le puede poner nervioso, además al igual que yo venía de hacer el triatlón de Barcelona. Yo no iba con intención de hacer tiempo pero un maratón siempre te pone nervioso, como he leído y oído alguna vez, es algo que preparas durante mucho tiempo y todo tiene que salir perfecto para ese día en concreto, y claro muchas veces eso no ocurre. Pero los que más nerviosos estaban era Paco y Silver, su primer maratón, creo que ya está todo dicho, quien ha hecho alguna vez alguno ya sabe lo que se pasa, todo entreno es poco y siempre está la duda de que no llegarás.

Semanas antes hablé con mi amigazo y gurú del running, Lucho Runner, para preparar algunas sorpresas que a ellos les encantaría ya que le seguían igual que yo por las redes sociales y por ver sus vídeos de motivación para runners, cual fue la sorpresa de ellos cuando una noche se conectó a nuestro grupo de Whatsapp y se puso a hablar con ellos. Al día siguiente salimos a correr y su cara lo decía todo, les encantó hablar con él y les reforzó para este último tramo de entrenamientos, nunca agradeceré lo suficiente a Lucho la ayuda que me brinda siempre que se lo pido, es un gran amigo.

A pocos días de salir hacia Valencia, una mala noticia, Paco se lesiona y peligra su participación, ya parece que las cosas no saldrán como queríamos. Está cerca de 2 semanas en reposo casi absoluto y  sin entrenar los últimos días, imagino por lo que esta pasando y entre todos intentamos animarle, los entrenos fuertes ya los tiene hechos así que con eso creemos que puede afrontar el maratón sin problemas.

El viernes sale Félix dirección Valencia, ya ese día no paro de pensar en el fin de semana que nos espera, si todo sale bien puede convertirse en algo inolvidable para todos, de momento Paco parece estar bien, o eso es lo que nos dice y Silver...... bueno está como las motos, parece un niño pequeño en la noche de reyes.

Sábado salimos temprano de casa, ya no puedo esperar más, el viaje no será muy largo y Félix nos espera para almorzar con sus amigos Marga y Toni, así que cogemos carretera y manta dirección Valencia. Paco y Silver deciden salir un poco más tarde y quedamos para comer toda la tropa, pero esta vez todos juntos y a menos de 24 h. del gran día.

Llegamos a Valencia y Félix ya nos espera en la puerta del hotel Itaca Cónsul del Mar, dejamos las maletas y vamos a dar un bocado cerca de allí, después nos separamos y quedamos en juntarnos otra vez a la hora de comer cuando llegue el resto del grupo. Mi mujer, mis hijos y yo nos vamos a dar un paseo por la zona de salida y llegada del maratón, un lugar espectacular y que conocemos bien, es raro el año que no bajamos a Valencia para visitar La Ciudad de las Artes y las Ciencias, al ver la pasarela por la que en principio tengo que entrar a meta me da un vuelco el corazón, pensar que pasaremos por encima del agua, es algo curioso y uno de los atractivos de este maratón.






Regresamos de la Expo sin recoger el dorsal para realizarlo todo el grupo juntos por la tarde, así que nos reunimos en el hotel y nos fuimos a comer con unos amigos de Félix, a un pueblo de Valencia que se llama Meliana, concretamente al restaurante Ca Xoret, donde nos hicieron un arroz típico valenciano, que estaba buenísimo, nada mejor para llenar las reservas para el maratón.



La comida estuvo increíble y el rato que pasamos juntos fue genial e irrepetible, hicimos nuevas amistades e imaginamos como sería la carrera al día siguiente, amenizándolo con unas risas y anécdotas de los entrenamientos, pero en la cabeza de todos estaban las ganas de ir a por los dorsales. 

Después del postre, que estaba increíble, hicimos una visita a la exposición que el dueño tenía en un local justo delante del restaurante, había montado un Belén extraordinario que ocupaba todo el local, es algo que uno no debería perderse si va, todas las piezas estaban hechas a mano.

Salimos de allí en dirección a la Feria del corredor, y al llegar el bullicio era increíble, fue un error el esperar a la tarde para ir a recoger los dorsales y el problema no fue solo ese, nos quedamos sin camisetas de nuestra talla. Al salir de allí Félix y yo desplegamos una sorpresa para Paco y Silver, nuestra propia banderola para momentos y carreras tan importantes como esta.



Después de estar un buen rato allí, decidimos irnos para el hotel, allí tenía otra sorpresa para mis amigos que no se esperaban, pero al pasar por el Hotel Barceló identificamos a alguien que se tomaba algo en el restaurante del hotel, Chema Martínez. Decidimos entrar y pedirle una foto, pero al principio fue difícil por el "atraco" que suponía hacer levantar a alguien de una conversación privada y molestarle para dedicarnos un momento, suerte que la mujer de Paco decidió dar un paso adelante y preguntárselo. El momento fue genial y Chema como persona, fue súper simpático con nosotros y no le importó hacerse esa foto.



Al llegar al hotel, con la alegría de haber conocido a Chema Martínez, realice las gestiones para esa sorpresa que les tenía a Paco y a Silver, contacté con Lucho a través de Skype, los ojos de Silver al hablar con él fueron de incredulidad y  de asombro, luego le pasé el teléfono a Paco, pero él ya sabía quien era aunque la sorpresa no fuese tan grande, las ganas de hablar con él eran muy grandes.

Cenamos en un restaurante cerca del hotel y allí se nos unió un amigo argentino, Eugenio Altrecht, al que le di su dorsal. Se  lo recogí por que su vuelo no llegaba a tiempo y se vino a cenar con nosotros, la velada fue genial. Volvimos al hotel y Félix y yo decidimos darnos un chapuzón en la piscina del hotel, para refrescar las piernas de cara al maratón.

Me levanto a las 5:00 y empezamos a enviarnos mensajes para ir despertando a algún dormilón. Desayuno en el baño del hotel y comienzo a vestirme, mientras mi mujer prepara la mochila y los niños se van vistiendo. Nos reunimos todos en la cafetería del hotel para que los demás acaben de desayunar, vamos preparando el dorsal y acabamos de meter los geles en el cinturón.

Salimos del hotel camino de la salida, los nervios hacen acto de presencia, pero el día al final es soleado con algo de aire, nada comparado con el frío y viento del día anterior. Nos despedimos de la família y amigos y nos colocamos dentro de los cajones de salida.
 
 
Paco, Silver, yo y Félix

Llegó el gran momento, dan la salida, chocamos las manos y comienza el maratón. El puente de Monteolivet está a rebosar, ríos de gente lo inundan en ambos sentidos, los que van por la izquierda para realizar un 10 km y los de la derecha para cumplir un sueño de 42 km 195 m.

 


El ánimo de la gente en la salida es increíble, pero lo que empiezo a buscar es el ánimo de los míos y estos hasta que no pasemos el puente no estarán para dar sus primeros gritos de aliento. Justo al girar a la derecha, cerca de una parada de bus los encuentro.
 
De derecha a izquierda, Silver, Paco y yo
 
Todo parece ir normal e intento tranquilizar a mis amigos desde el inicio, pero supongo que al ser su primer maratón nada de lo que digo les sirve de nada, me acuerdo cuando hice el primero y constantemente me hacia un chequeo mental de como estaba mi cuerpo, así que evidentemente no creo que me escuchen. Y entre el kilometro 3 y 4, Silver nos da un aviso que nos alarma, tiene dolor en su pierna derecha y cree que se ha roto, intentamos tranquilizarlo y viendo lo rígido que corre nos damos cuenta de que el problema puede ser ese, los nervios hacen que corra de una manera extraña y casi forzada, le hacemos entender que tiene que relajarse y posiblemente haya sido un pinchazo debido a la manera de correr.
 
Durante los siguientes kilómetros no paramos de preguntarle, hasta que vemos que no solo se ha recuperado del susto, si no que corre enérgico y con una sonrisa que hace relajarme, pues veo que ahora está más tranquilo, incluso se permite hacer alguna locura como girarse y correr marcha atrás, preguntándonos como íbamos.
 
Todo transcurre con normalidad, la animación en general ha bajado un poco de intensidad y nos preguntamos como irá Félix, sabemos que los entrenamientos que hace y el ritmo que lleva en ellos son increíbles pero a veces en un maratón puede fallar algo y dar al traste con todo lo que has hecho.
 
Pasamos por el avituallamiento del kilómetro 10 en la Avinguda Blasco Ibáñez y un par de kilómetros más adelante nos esperan con un camión y una manguera para refrescar a todos los que quieran pasar por debajo. Luego casualidades de la vida, Silver, se encuentra a 2 hombres mayores que conoció en los 10k de Castelldefels.
 
Seguimos por la Ronda del Nord giramos en la glorieta para coger la calle Alfahuir, nos falta 1 km, para el siguiente avituallamiento y el ritmo es bastante bueno y conservador a 5´45"-5´50", aunque Silver va tan animado que va delante como si fuese un caballo tirando de una cuadriga, la recuperación es evidente y la alegría que desprende se contagia.
 
Pero llego el fatídico kilómetro 17-18, lo recuerdo como cuando uno esta en un sueño y de repente todo se torna de un color oscuro, en la glorieta Paco nos dice " Seguir vosotros, el maratón ya se a acabado para mí" en ese momento me costó reaccionar, pero después de hablar con él tuve claro que no hablaba en broma. El jueves había recaído de la lesión y después de ir al físio y decirle que no corriese el maratón que no lo acabaría, él decidió comprobar hasta donde podría llegar.
 
La cara estaba desencajada, pero el cuerpo seguía corriendo, más despacio pero corriendo. Silver comenzó a gritar para animar a todo el mundo como si de un vikingo o un bárbaro se tratase, no sé si a los que por allí había les funcionó pero a mí se me erizó la piel. Silver seguía delante y no paraba de girarse para ver como estaba Paco, a veces se dejaba llevar por el entusiasmo de la carrera y se adelantaba sin querer, se sentía fuerte, pero al momento reculaba para preguntar como estaba su hermano de entrenos y de batallas. En uno de esos vaivenes le comenté que se fuera, yo me quedaría con Paco hasta donde llegase, pero se resistía a dejarlo, por una parte comprensible son muchos recuerdos juntos, pero al final pudo más las ganas de acabar el maratón sabiendo que realmente no se quedaba sólo.
 
En estas pasamos el medio maratón juntos, pero luego se distanció y nos quedamos Paco y yo. Ahora teníamos que idear una estrategia si pasábamos delante de nuestras familias, si veían sólo a Silver se preocuparían, así que había que inventar una excusa creíble y que no preocupase a nadie, ellas nos esperaban en el kilómetro 25. Al pasar, la preocupación en los rostros de nuestras familias era evidente así que decidimos pararnos con ellas y hablar 1 minuto, la excusa pareció ser creíble, una parada técnica para soltar lastre, y de ahí la distancia tomada por Silver, salimos con ánimos renovados, pero sin saber lo que nos depararía la carrera.
 
 

 
 
 
Intento no sacar el tema de la lesión mientras corremos,  hago un video para distraernos un rato, pero a veces es inevitable, empezamos a bajar el ritmo y ya es de 6´-6´10", aunque pienso que sigue siendo buenísimo para lo que debe estar pasando Paco.
 
Y entonces por si no fuera poco llegamos al kilómetro 30, y como si de un manual se tratase, el ritmo comienza a bajar en picado, el hombre del mazo, el muro o como se le quiera llamar hace su aparición, intentamos hidratarnos lo mejor que podemos ya que el calor es insoportable, y eso que el día de antes el frío y el viento fueron la tónica de todo el día.
 
Ahora es el corazón el que tira, me anima escuchar a Paco pero lo que es evidente es que ahora si la va a acabar, tal vez no en las mejores condiciones, pero aunque sea andando la acabará. pasamos cerca del Bioparc, me hago una nota mental de es algo que tengo que visitar la próxima vez que baje, pensaba que estaba a las afueras de Valencia y resulta que esta bastante cerca de donde siempre nos alojamos.
 
Me animo al ver a Paco sin parar, el pundonor, el coraje y la garra que le está echando son increíbles, incluso me animo a decirle que si ahora decidiese parar me lo llevaba a caballito hasta la meta, pero no hace falta, sucede algo increíble, pasamos por el arco que marca el kilómetro 38 saludamos a cámara y después de mucho rato insistiéndole que usase el antiinflamatorio que la organización de la carrera daba a todos los corredores, me hace caso y me pide que se lo eche. No creo en los milagros, pero a los 5´de ponérselo, empezó a acelerar pasamos de ir a un ritmo de 7´48" cuando se lo puse a 6´40" en 2 kms. y claro ya estábamos en el 40 y aquí no hay nada que te impida acabar un maratón, incluso andando puedes llegar.
 
Pero no hizo falta andar en ningún momento, empezamos a acelerar y me quise despedir de él porque considero que uno en la meta de un maratón tiene que entrar sólo con sus demonios en la cabeza, pero no quiso separarse, así que en cuando faltaba un kilómetro le dije " Cuando vayas a entrar a meta y hables con tu madre que está ahí arriba mirándote, dale las gracias por permitir que saliese el sol e hiciese un día perfecto para correr" y aceleré todo lo que pude para que no me cogiese.
 
Y antes de entrar me esperaban los míos, los saludé y al pasar por debajo del puentecillo que nos encaraba a meta, la imagen fue increíble, los gritos se oían lejanos y la vista es indescriptible e impresionante, pasar por encima del agua y ver la estructura del museo Príncipe Felipe encima de uno le hace ser tan pequeño que impresiona, pero también impresiona acabar un maratón y este para mí fue uno de los más increíbles.
 



Mi tiempo 4h 18´40" , pero a parte de la medalla me llevo en el corazón, el gran fin de semana que hemos pasado, la unión de unos hermanos corredores y la lección de fuerza de Paco.
 
 


 
 
SALUD Y KILOMETROS !!!
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

domingo, 6 de octubre de 2013

Triatlón de Barcelona, un paso hacia un sueño.

Hace un año escribí un tweet a la organización del Triatlón de Barcelona, ese mismo año creía que podría hacerla porque unos meses antes había conseguido en un concurso, un neopreno. Pero no pudo ser, no conseguí una bicicleta que me permitiese realizarlo.

Pero este año, en mi cumpleaños recibí la gran sorpresa, mi mujer y mis padres me regalaron una bicicleta de carretera. Ahora tenía las herramientas, el tiempo necesario, pero sobre todo tenía las ganas de realizar el triatlón de Barcelona.

Estuve todo el verano entrenando con los amigos del grupo. Algunos sábados iba con mi mujer e hijos a nadar a la playa del Bogatell, otros me acompañaba Félix, que también estaba apuntado y luego corríamos un rato. En otros me acompañaron Silver y Paco que esperaban a que saliese del agua y me acompañaban a correr por la Barceloneta. Hubo días en los que Paco me acompañaba con la bicicleta de carretera y en algunos de ellos venía Félix con nosotros, 2 cracks de la bici, aún hoy soy incapaz de ir a rueda. Pero en esos días, al llegar a casa estaba satisfecho, pues los kilómetros que iba haciendo me afianzaban en la bici, si a eso le unimos que la natación me gustaba cada vez más, solo faltaba que llegase el día. Y como diría mi amigo Lucho Runner, el día llegó. 


Estaba todo listo desde el día anterior, la bici revisada, las pegatinas puestas, el dorsal preparado, etc.. Bajé al coche y coloqué todo, aunque tuve algún que otro problemilla para colocar la bici, salí del parking en busca de Félix que ya me esperaba en la calle. Colocamos todo y salimos hacia la autopista, en el coche sonaba una canción que preparé para la ocasión "HIGHWAY TO HELL de AC-DC" a partir de hoy nos quedaba un infierno, y no sólo por el triatlón que para los dos era el primero, si no que en 1 mes corríamos juntos el maratón de Valencia y que mejor canción para animarnos.

Llegamos al parking y una de las primeras cosas que miré fue el mar, días antes el oleaje era tremendo, tanto que la organización planteó que si el día de la carrera seguía así se suspendería la sección de natación y la carrera se convertiría en Duatlón, por suerte al llegar el agua estaba bastante calmada. 

Llegamos al Polideportivo de la Mar Bella, y entramos a la pista de atletismo donde habían habilitado el césped para las transiciones y fuimos en busca de nuestro lugar. Algunas zonas del suelo estaban embarradas, lo que dificultaría algo al entrar y salir con la bicicleta, pero la ilusión podría más que un poco de barro.


Salimos de allí y nos pusimos frente al mar para desayunar algo, Félix había traído arroz con garbanzos para los dos y mientras hablábamos de cómo sería la carrera iba amaneciendo, no sé si los nervios o alguna otra cosa pero apenas comí.

Como aún teníamos bastante tiempo nos fuimos en busca de un bar para tomar el café de rigor antes de una carrera y al salir de allí me llamó mi mujer. En cuestión de minutos empezaron a llegar todas las personas que venían a vernos, familiares y amigos de Félix, mis padres, Silver, Jorge y Paco con su hijo Derek.


Félix, que salía primero, se fue a la playa y dieron el pistoletazo de salida, al ver como se alejaba hacia la primera boya, empezaron los nervios, en cuestión de unos minutos salía yo, me preparé y me despedí de mi familia. Al tocar la arena me dio un vuelco el corazón, ya no había marcha atrás pero tampoco la quería y dieron la salida.

Los primeros minutos fueron un poco estresantes, lo que había leído era real, la patadas, cruces de personas incluso por encima de uno, eran lo habitual, pero cojí mi ritmo, miré donde estaba la boya y fuí haciendo, siempre rodeado de gente y todos intentando hacer la misma trazada. Giré a la derecha, ahora tenía que pasar el espigón todo parecía más tranquilo aunque el cansancio ya se empezaba a notar, llegué a la siguiente boya y volvieron las patadas y los cruces, ahora el oleaje acompañaba hacia la orilla y las ganas de completar el sector de natación, prácticamente me hacia ir sin esfuerzo.

Salgo del agua un poco mareado y me cuesta sincronizar los primeros pasos pero en unos segundos recupero y entro en el pasillo que hay con duchas para ir quitándome el neopreno, allí veo a mi mujer y a los peques, me hace mucha ilusión verlos y voy animado para subirme a la bicicleta.


Al llegar a la transición me llevo una sorpresa, alguien ha tirado mi dorsal al suelo y con él los geles,  al principio no reacciono con lo que ha pasado, hasta que cuando me he quitado el neopreno veo que se han llevado mi porta-dorsal. Bueno para no alargarme mucho en este tema, diré que a mí el deporte no me enseña estas cosas, así que supongo que la persona que me lo quitó no debe tener mucho respeto ni por el deporte ni por las personas que le rodean.

Después de que un triatleta me cediera 2 imperdibles y pedirle a una persona de la organización que me ayudara a ponerme el dorsal, salgo lo más rápido que puedo de la transición. Una vez en la carretera salgo por la Avda. del Litoral, giro en Josep Pla, vuelvo hacia atrás para subir Selva de Mar y buscar la Diagonal, todo iba más o menos normal, aunque preocupado por si el personaje de antes también se dedicaría a quítame alguna cosa más. Comienzo a subir la Diagonal y al levantarme de la bici, noto como si la dirección no estuviese bien y se tambalease un poco, así que decido durante toda la carrera no levantarme de ella, para no irme al suelo.


Van pasando los kilómetros, y en el giro de la calle Badajoz, se cae delante mío un chaval que casi paso por encima, pero por suerte me puedo desviar de la trayectoria a tiempo y no pasa nada, él se levanta y parece que no tendrá mayor problema para seguir.

Encaro hacia la recta de mi primera vuelta, y allí veo a mi familia, les saludo como puedo, estoy tan nervioso que levantar una mano para saludar me resulta imposible debido a la sensación de que la bici no va del todo fina, creo que son los nervios. Vuelvo a subir Diagonal e intento levantarme de la bici y aunque consigo avanzar unos metros sin muchos problemas, sigo notando algo en la dirección y descarto volver a intentarlo, por temor a una caída.

En esta segunda vuelta ya consigo estar más tranquilo y sabiendo que el circuito de bici no entraña mucho problema hay una cosa negativa, y es que dejo de tomar geles o agua hasta acabar la sección de bici.

Acabo las 4 vueltas al circuito, con bastante cansancio, pero contento porque cada vez estoy más cerca de conseguirlo. Entro en la zona de transición y veo que en mi sitio todo está en orden, monto la bici en el poyete y me cambio las zapatillas. 

Ahora lo que viene  ya no me preocupa tanto, aprovecho para tomar un gel y beber agua. Lo dejo todo más o menos en orden y salgo por la pista de atletismo, que me lleva al último tramo del recorrido. Justo al salir me espera mi familia, que me insuflan energía con su apoyo incondicional.


Estoy tan animado que apenas reparo en el cansancio, salgo por la Avda. del Litoral y veo a otros corredores que empiezan a llegar a meta.

Giro un trozo en Marina y entramos en Circumval.lació, bordeando así el Zoo de Barcelona, el calor es terrible y estoy deseando ver el avituallamiento, procuro no pensar en eso, pero la imagen que me ofrecen las caras de los corredores que vuelven aun me hace recordar que esto será duro, por mucho que esté acostumbrado a correr esta distancia.

Subo el paseo Picasso y casi sin darme cuenta me encuentro en frente del Arco de Triunfo, este símbolo de la ciudad siempre tiene para mí un grato recuerdo, en el maratón siempre pasamos por debajo de él, el medio maratón tiene final allí, pero el mejor recuerdo que tengo es la foto de los 4 amigos que montamos el grupo Run&Friends y de la cual extraje el logo para hacer las camisetas. Intento pensar en eso para paliar un poco mis pensamientos de cansancio.

Bajo por President Companys y hacemos un trozo del Paseo Pujades ida y vuelta para volver al Paseo Picasso. Al bajar entramos al parque de la Ciudadela por la calle Destillers y damos una pequeña vuelta por la plaza Fivele que hay delante del Parlament de Catalunya. Volvemos a Circumval.lació y llegamos hasta el Paseo de Salvador Espríu, donde hacemos un pequeño circuito de ida y vuelta, estoy en el km. 8 y me paro unos segundos para recuperar el aliento, la meta está cerca pero necesito una bocanada de aire fresco.

Vuelvo a correr, me han sentado bien esos segundos, ahora voy hacia la recta de Av. Litoral y empieza a llenarse de gente por los lados, entre todo ese bullicio veo a mi familia, en esta ocasión mi hijo es el que se anima a correr los últimos metros.

 

Veo la línea de llegada, este momento donde llevó a mi hijo en mi mano, me acuerdo de todo los entrenos con mis amigos, los días en que mi mujer me acompañaba para entrenar en la playa y el hecho de que la carrera llega a su fin, se me llenan los ojos de lágrimas y me emociono igual que en mi primer maratón. 

Al final acabo en 2h. 58' 07" y una alegría inmensa, tal vez el crono hubiese sido inferior si no hubiese tenido el problema del porta-dorsal, pero no me preocupa, soy feliz.



SALUD Y KILOMETROS !!!

domingo, 16 de junio de 2013

Mi primer trail, en casa y en buena compañía, Trail Running Vigía

Después de acabar el maratón de Empúries no tenía la intención de hacer ninguna carrera, llevo unos meses sin parar, 2 maratones en un mes es un esfuerzo muy grande y ya es la segunda vez que lo hago, la intención de descansar es lo primero que está en mi cabeza.

Entrenando estos días cerca de casa, por la Serralada de Marina, me encuentro con un compañero de trabajo y buen amigo, se llama Toni y es el presidente del grupo de corredores los Running Vigía, y me comenta la iniciativa que han tenido, la de organizar su primera carrera justo por esta montaña. 

Algún compañero de trabajo ya me había comentado algo, pero como he dicho al principio, la idea de embarcarme en otra carrera no me apetecía en este momento, y más en algo que no había hecho nunca como es una carrera de montaña. Pero había algo que me seducía, y creo que era el mismo hecho de lo desconocido.

Después de meditarlo algún día, di el paso y me apunté, pensé en tomarlo como un entrenamiento más, de hecho era frecuente que saliese por la montaña a entrenar, y estaría rodeado de gente a la que conocía.

Comencé a hacer entrenos más habituales por la montaña, para ir acostumbrando el cuerpo, y días antes de la carrera, Félix, que también quería ir a correrla, se cae en un tramo y se hace polvo la rodilla, malas noticias a pocos días de la carrera. Paco y yo decidimos hacer un entrenamiento parecido a lo que me encontraré ese día y de momento lo que veo no está mal, aunque nos perdemos varias veces, debido a la falta de tiempo solo podemos hacer 7 km.. Habituado a hacer más kilómetros por montaña acabo con bastantes fuerzas y confianza de cara al domingo, pero no soy consciente de lo que allí me espera.

Llega el día y una vez en la salida me encuentro con algunos amigos, muchos de ellos están implicados en el evento y apenas podemos cruzar alguna palabra, se nota que están nerviosos para que todo salga bien. 



Compro la camiseta de la carrera, la dejo en el coche y me preparo para la salida. Toni nos reúne y nos da las gracias por asistir, hoy no correrá, pues tiene la responsabilidad de que todo salga bien. Nos agrupamos todos fuera del puente de la autopista y nos dan la salida, empiezo despacio pues no deja de ser un tipo de carrera que no he hecho nunca.

Después de unos pequeños giros en llano, encaminamos hacia la cruz de Montigalà, una pendiente que he hecho a alguna vez pero que se complica un poco al ser tanta gente para subir, veo que poco a poco voy incrementando el ritmo y me siento bien. Voy bajando y relajo las piernas, ya vamos todos en fila de uno y comenzamos a subir hacia el mirador de la Serralada de Marina, llevamos 3 km. estos caminos los conozco bastante, alguna vez he salido a entrenar por aquí. 

Saltamos la cadena dirección a las dos piedras, pero en vez de girar a derecha como hago siempre que vengo por aquí, nos desvían recto hacia arriba para cruzar el camí de Can Mas, lo cruzamos y nos adentramos por otro sendero que nos lleva a pasar por un árbol caído. Un árbol sin hojas y con sólo el esqueleto que forman sus ramas más gruesas, todos pasamos por entre sus ramas, como si de una cueva se tratara, y seguimos el camino que nos lleva a pasar por debajo de la urbanización de la Vallensana, por aquí no es llano y pica un poco hacia arriba pero de momento me siento bien.

Todo transcurre a pedir de boca y las sensaciones son buenas, me acerco al primer avituallamiento y aprovecho para descansar unos segundos, beber bebida isotónica y comer unos gajos de naranja, para emprender la marcha otra vez.

La carrera se complica un poco, empiezo la subida hasta la ermita de Sant Climent, y comienzo a hacer algunos tramos andando, no me preocupo por que veo que no soy el único y a partir de ahora habrá una cosa que será habitual durante toda la carrera y es que la gente que me pase cuando ando, la adelantaré más adelante cuando ellos anden y así hasta prácticamente el final de la carrera.

Consigo llegar hasta la ermita con mucho esfuerzo, pero ahora viene un tramo bastante llano y con bajadas. Me encuentro en el kilómetro 6 y veo corredores que vienen en dirección contraria, veo que daremos una vuelta por debajo del poblado ibérico y por el otro lado de la urbanización de la Vallensana.

Es increíble los caminos por donde nos adentramos, la vegetación en algunos tramos es bastante densa y da la sensación de que las ramas al pasar rozándolas, quieran atraparte. Volvemos a salir a una pista, ahora veo a los corredores otra vez en sentido contrario, pero en este caso son los que van detrás mío.

Estoy cerca del kilómetro 9 y el cansancio comienza a hacer mella, aún faltan un par de kilómetros para el siguiente avituallamiento, y lo peor aún está por llegar, Toni en la salida nos advirtió de una subida llamada la Matamachos y era antes de ese avituallamiento.

Casi sin darme cuenta encaro la que llaman la Matamachos, según me cuentan después, es casi 1 km de subida bestial, no veo a nadie que corra y en algún tramo hay escalones de madera o piedra. Algunos intentan hacer broma por el hecho de que nadie corra, pero en el grupo en el que estoy casi nadie ríe. 

Comienzo a ver el final de la subida, lo que me anima bastante, pues sé que queda poco más de un kilómetro y habré acabado mi primera carrera de trail, que aunque me la quise tomar como entreno fue imposible, supongo que en el momento que te pones un dorsal y ves gente a tu alrededor con ganas de acabarla, no te lo puedes tomar como entreno. Llego al final y hay un fotógrafo haciendo fotos, intento sonreír y salgo al camino donde me llevará al avituallamiento. Una vez allí, los comentarios son de cansancio general y de lo que ha costado esta última subida.


Una vez he recuperado algunas fuerzas, salgo de allí y comienzo a bajar, pero sucede algo inesperado hasta ese momento para mí, y es que las piernas me tiemblan al pisar debido al esfuerzo de la subida. Aunque en un principio me resultó algo difícil, conseguí correr más o menos ligero y con un poco de cuidado para no torcerme el tobillo al bajar.

Consigo llegar a meta, mi tiempo 1h. 35´ 30", puesto 55 de la general de 126 personas llegadas, pero lo mejor de todo contento por mi primera trail y agradecido por que la organización , gracias al recorrido, me ha enseñado lugares cerca de casa para ir con la familia y sobre todo para pensar nuevos entrenamientos. 

SALUD Y KILOMETROS !!!




jueves, 30 de mayo de 2013

Corriendo por la historia. Marató d´Empúries

Ya hace un mes que acabé el maratón de Barcelona y ya estoy embarcado en otro maratón. Quise emular lo que hice al año pasado cuando corrí Barcelona y luego fui hacer el de Madrid. Me gusta correr y reconozco que siempre he preparado Barcelona para intentar mejorar mis tiempos, pero luego prefiero hacer carreras en las que no tenga que estar pendiente del reloj y disfrutar de correr por el hecho de correr.

Así que a la semana siguiente de acabar Barcelona pensé en el maratón de Empúries, faltaba poco más de un mes y mi amigo Pedro que ya lo había hecho hace tiempo, me había comentado lo bonito que era. Así que no me lo pensé y decidí verlo con mis propios ojos.

Confié en la preparación de Barcelona y durante las semanas previas fui saliendo, pero no fueron entrenamientos preparados, simplemente salía a correr y no me marcaba tiempo ni distancia, salía y ya está, aunque 2 semanas antes hice una tirada larga de 25 km que me asustó un poco, ya que no la acabé con buenas sensaciones.

El día antes de la carrera no estaba planeado subir a L´Escala a coger el dorsal, pero los nervios de no llegar a tiempo el domingo no dejaban de golpear en la cabeza, así que decidimos ir por la tarde. La feria del corredor estaba muy bien, pero si por algo es conocida L´Escala es por sus anchoas y al llegar nos recibieron con vino y pan con tomate y anchoas, buenísimo. Recogí la bolsa y dentro unos cuantos regalos pero sin duda el que más me gustó fue un bote de esas deliciosas anchoas.

Pensé que subir a por el dorsal reduciría el nerviosismo y que la noche sería más o menos tranquila para dormir, pero no fue así lógicamente el reto del maratón no te deja tranquilo nunca. Dormí lo que pude, lo preparé todo y salimos de casa a las 6:00 de la mañana toda la familia al completo y por el camino se unieron mis padres que también me acompañarían durante el día.


Toda la semana estuve pendiente de los partes meteorológicos que daban lluvia y viento, aunque los pronósticos eran bastante malos, el día se había levantado nublado, pero de momento la lluvia no hacia acto de presencia. 

Llegamos a los pies de las ruinas romanas donde tendría  inicio la carrera. El frío y el viento hicieron acto de presencia y temía más por mis padres, mis hijos y mi mujer, que tendrían que soportar las inclemencias del tiempo durante aproximadamente 3 horas y media, que por mí, total yo disfrutaría de todas maneras y una vez que empezase a correr el frío no sería un problema.

Empiezan a llamar a los corredores de maratón y media, para que nos vayamos colocando, pero no en la salida si no detrás de la guardia pretoriana, empecé a buscarlos y en la entrada a las ruinas veo a 4 romanos vigilando la entrada, me gustó mucho ese toque al pasado. Empezaron a entrar todos los corredores dentro de las ruinas y comenzamos a caminar por ese trozo de historia, al salir nos esperaba la recta de salida, la guardia ya se había quedado entre los corredores y todos avanzamos hasta donde nos esperaban para dar el pistoletazo de salida.




Dieron la salida y el primer tramo de la carrera discurre, por una zona peatonal donde se agolpaban los acompañantes de los corredores, las caras son todo sonrisas, los aplausos de la gente y la ilusión de hacer un maratón hacen el resto para que al menos los primeros kilómetros pasen deprisa. En un lado el mar donde las olas rompían con fuerza sobre las rocas debido al viento que hacía.

Al ser un circuito por donde se pasa varias veces, hace que los familiares se puedan desplazar fácilmente y animarte, algo importante al menos para mí. Y en esta ocasión casi sin darme cuenta, cerca del kilómetro 4 me encuentro a todos dándome ánimos, en un punto por donde tendré que pasar unas cuatro veces durante la carrera.

Después vino una leve bajada hasta el kilómetro 7, pero apenas puedo ir rápido, el viento es de cara y tengo que esforzarme para no perder el ritmo. Un ritmo que en un principio no me impuse, pero en el que me encontraba bien, 4´50"/5´00", pensé que más adelante me pasaría factura pero mi pensamiento era que en cuanto tuviese que bajarlo no habría problema, venía a disfrutar.


Al subir este tramo me encontré con un tapón, los adelanté invadiendo el sentido contrario de los corredores que bajaban por un hueco que encontré, creo que fue lo mejor que hice, delante mío había poca aglomeración, tenía bastante espacio y podía correr con soltura sin el agobio que a veces se produce cuando hay corredores tan cerca unos de otros. Pasando el kilómetro 10 vuelvo a pasar delante de los míos, de momento todo marcha bien.

Vuelvo a pasar por delante de las ruinas romanas, ahora el paisaje es hermoso. Subo una cuesta que me lleva a uno de los paisajes más bonitos, el mar se confunde con las casas y al girar entre las calles tienes como fondo el mar. Debido al tiempo que hace no hay mucha gente por las calles, pero la que hay no deja de animar, me sorprendió al pasar por el kilómetro 16,que había un hombre en el balcón de su casa que no paraba de aplaudir y animar, lo sorprendente es que al pasar otra vez en el kilómetro 35 el hombre seguía igual y con la misma actitud, una muestra de lo que fue todo el recorrido.

Otra cosa que me gustó mucho fue el avituallamiento, teníamos agua cada pocos kilómetros, no recuerdo con exactitud cuales, pero era imposible deshidratarse. Por si no fuese poco en uno de lo bares por los que pasamos, pusieron una mesa con agua ( y alguna cerveza, jejeje) para que la cogiese todo el que quisiese.

Ahora tocaba descender poco a poco, aunque es una carrera bastante plana, hay algunas cuestas por el centro que te dejan un poco tocadillo, pero nada complicado. Sigo bajando hasta llegar al kilómetro 20 pero el viento y las primeras gotas de lluvia hacen que sea imposible aprovechar la pendiente.

Sin darme cuenta llego al medio maratón, miro el reloj y veo que sigo marcando el mismo tiempo que al principio, vuelvo a cercarme a la zona por donde vi a mi familia, empiezo a pensar en dejar el cortavientos para poder ir más cómodo, pero una bocanada de aire frío me hace cambiar otra vez de opinión. Paso otra vez y los veo, la caras son de frío, pero no dejan de animarme, las energías renovadas y sigo a 5´ el kilómetro.


Vuelve a ver un pequeño descenso pero sigue haciendo mucho viento para poder aprovechar la bajada, incluso alguna vez viene de costado y hace que me desequilibre, las fuerzas ya no son las mismas que al principio. En la subida voy detrás de un hombre bastante conocido en la comarca, Vicenç Soler, al pasar todo el mundo lo anima, es mayor pero el ritmo en este momento es mejor que el mío y va por delante, como me gustaría llegar así a su edad, comencé a seguirlo y vi que podía seguir su ritmo.

Casi sin darme cuenta paso por donde estaba mi familia anteriormente y veo que han desaparecido, pienso que se han ido a refugiar de la lluvia, pero cual es mi sorpresa cuando me los encuentro debajo de las ruinas, paso del desánimo pensando que ya no los vería hasta el final, a volver a tener una sonrisa de oreja a oreja, tanta es la alegría que sin darme cuenta adelanto a este hombre y subo hasta el kilómetro 31 sin apenas darme cuenta.

Aquí km. 30 detrás de Vicenç Soler 2º en M60

Quedan 7 kilómetros, y el tiempo no da tregua, la tramontana se ceba con todos y la cara de alegría del principio de todos los corredores, se torna de circunstancia, algunos empiezan a pasar por el temido muro y se nota que la cadencia en el ritmo a aflojado, por suerte toca bajar y aunque hay cuestas no son lo suficientemente duras para mermar la ilusión de acabar otro maratón, Sabemos que después de esta bajada llegaremos al kilómetro 40.

Tramo final, el ritmo comienza a bajar, pero no me preocupa, he venido a disfrutar y lo estoy consiguiendo, las vistas, las gentes y la ocasión son geniales y mientras pienso en esas cosas, me adelanta Vicenç, imposible seguirlo por mi parte.

Llegamos a la última recta marca lo siguiente XLII ( km. 42), después giro a la derecha e inmediatamente la meta, sale por mi boca todo lo que queda de energía en un grito de alegría.


Tiempo oficial, 3h 30´ 25", muy buen tiempo al mes de acabar el de Barcelona, la medalla y lo mejor el beso.


SALUD Y KILOMETROS !!!








domingo, 17 de marzo de 2013

Alegría y sufrimiento por las calles de Barcelona

Llegó el día, aunque mejor dicho los días. Desde que faltaban 17 días para el maratón de Barcelona he ido poniendo en Facebook una cuenta atrás y cada día lo he ido actualizando. En twitter seguía la cuenta del maratón y los últimos días fui colgando vídeos de motivación, para mí y para otros que como yo nos enfrentábamos a la prueba reina, entre ellos mi preferido, el de mi amigo Lucho Runner.

El lunes hubo una mala noticia, la perdida de un ser querido del amigo Paco, y decidimos darle nuestro cariño y afecto en el maratón. La semana transcurrió con menos nervios de los esperados, aunque con mucha ilusión a cada día que pasaba, fotografiaba las líneas azules que indicaban el recorrido del maratón, las señales de prohibido estacionar ese día, veía pasar autobuses con la publicidad del maratón, etc. todo eso hacía crecer esa ilusión y la sonrisa que dibujaban en mi cara, era parecido a cuando eres niño y esperas a que lleguen los reyes magos a casa. Barcelona se transformaba para recibir unos 18.000 corredores que vendrían a la ciudad, llegados de todo el mundo.

El viernes fuimos Félix y yo a recoger el dorsal, aunque como siempre pasamos por la feria del corredor deprisa y corriendo, esta vez la culpa fue mía, decidí hacerme el masaje de las piernas previo al maratón ese día y el tiempo que nos quedó para visitar fue escaso, unos 30 min. recoger dorsal y visitar cuatro stands.


La semana había ido más o menos bien, pero a veces las cosas no salen como uno espera y la vida te las complica un poco más. Toda la semana pendientes del tiempo que nos iba a hacer en el maratón y de imprevisto mi hijo cae con fiebre el sábado por la tarde, un duro golpe anímico para mí, mi mujer e hijos no vendrían a la carrera más importante del año. Mi padre por su parte, me confirmó que estaría a las 6:00 de la madrugada después de trabajar, menudo hombre, 7 horas trabajando en el bus durante toda la noche y venía a verme y a ayudarme en lo que pudiese sin dormir.

Por la noche antes de acostarme, recibo una llamada, mi amigo Lucho Runner me llama a través de Skype, hasta ahora nuestros contactos habían sido por Facebook, Twitter y en la última semana por Whatsapp, pero ahora teníamos la posibilidad de hablar. Fue genial, hablamos de maratones, carreras, de sus vídeos y tuvimos algunas bromas con la actualidad. Una de las mejores inyecciones de moral a pocas horas de salir, esta muy importante para mí y desde Argentina.

Sonó el despertador a las 5 a.m., hablé con mi mujer, el peque seguía con fiebre y ya era inevitable el irme solo con mi padre. Desayuné obligándome un poco, entre los nervios y la situación familiar no me entraba nada, todo esto en contraste con las fotos que me enviaba el amigo Félix con sus grandes platos de arroz, un crack.

Llamó mi padre y comencé a arreglarme, hoy estrenábamos camiseta nueva en el equipo, camiseta azul de tirantes con logo en blanco. Una vez todo listo entré a darle un beso a mi hija que aún dormía, luego fuí a mi habitación donde estaba mi mujer con el peque, me despedí de ella, emocionados, me deseo suerte  y  con esa imagen me dispuse a salir de casa y nos fuimos al metro.

La salida era a las 8:30 y para mi sorpresa llegamos una hora antes, decidimos acercarnos a un bar en el Paralelo y nos tomamos algo con Félix y unos amigos de él, mientras veíamos un poco el televisor donde la F1 era la protagonista. Aproveché para ir al baño y los nervios empezaron a apoderarse de mí, los minutos volaban y sin darme cuenta eran las 8:10 y todavía estabamos allí. Salimos hacia los cajones, nos colocamos un lazo negro en memoria a la madre de Paco, nos hicimos las fotos de rigor y me despedí de mi padre con un fuerte abrazo, mientras me dirigía a la salida tuve un último pensamiento para mi mujer y mis peques.

Comencé algunos estiramientos dentro del cajón, cuenta atrás y la canción de Freddy Mercury con Montserrat Caballé, Barcelona, no sonaba, empiezan a moverse todos los corredores que hay delante mío, me ajusto el reloj, miro que el cinturón con los geles este bien sujeto y empieza a abrirse un pequeño hueco entre los corredores que tenía delante, unos metros antes de pasar por el arco de salida, comienza la canción de Barcelona, este es el empujón que necesito para empezar.


Primeros metros comienzo a buscar a mi padre pero entre tanta gente es una tarea imposible y me dedico a lo que he venido a hacer, correr y hoy me voy a hartar, concentración e intentar mantener un ritmo de 4´30" cruzo Plaza España y subimos los 2 primeros km. por la calle de Sants, aunque hace un poco de subida, ahora mismo es imperceptible, y de momento mantener el ritmo es relativamente fácil. Giramos a la izquierda por avenida Madrid y subimos un trozo de Numancia para buscar Travessera de les Corts, aquí llego al estadio del Camp Nou, pero no está Messi, ni Puyol, ni nadie del F.C. Barcelona para animarnos, con la de veces que he ido yo a animarles al campo, jajaja. Le damos una vuelta al campo y subo por Joan XXIII en busca de la Diagonal, este año toca bajarla y aprovecharé este tramo para ir un poco más rápido y ganarle unos segundos al crono.

Me acerco al kilómetro 9, ahora estamos por Avda. Sarrià, aprovecho para tomarme el primer gel, todo sigue en orden quiero prevenir un posible desgaste e intentar alargar todo lo que pueda el muro, aunque el trabajo ha sido durante la semana, desde el miércoles comencé la carga de hidratos y los depósitos tienen que estar llenos.

Cojo agua en el avituallamiento, y me dirijo a la calle Tarragona, por allí existe la posibilidad de encontrarme con mi padre, las calles están abarrotadas de gente y de animaciones, todo esto ayuda a seguir con una sonrisa. Veo a mi padre casi por casualidad y encaro Gran Vía, ahora es llano y tenemos un buen tramo, cerca de 2 km., hasta llegar al Passeig de Gràcia, una vez allí toca subida, casi un kilómetro, y giramos en Rosselló, alcanzo el kilómetro 16 y bajamos Sardenya para pasar por delante de uno de los monumentos más emblemáticos de Barcelona, la Sagrada Familia, por aquí busco al amigo Paco que hoy venía a hacer parte del recorrido en bicicleta y sacar algunas fotos, no lo encuentro.
Sigo por Valencia y llego a Avda. Meridiana, ahora toca sufrir un poco, hay que subir poco más de 2 km. y las piernas comienzan a notar cansancio, alcanzo el kilómetro 20 y giramos para volver a entrar por Meridiana pero esta vez toca bajar y pasar por el arco de Media Maratón. Con tanta gente leo el siguiente cartel: "Chuck Norris never ran a Marathon" imposible no esbozar una sonrisa.

Sé que tengo que aprovechar este pequeño descanso bajando Meridiana para ganar tiempo a lo que cada vez veo más inevitable, el muro, intento no pensar, todavía estoy bien y voy por el kilómetro 24 en Gran Vía, estoy cerca de Prim y el año pasado en este punto empezó un poco de bajón, por ahora aunque cansado estoy bien y todavía hay fuerzas. En estos pensamientos se acerca un corredor de entre la gente, me lanza una pregunta: " Yo a ti te conozco, no?", no me lo puedo creer, es Alfredo!!!! se pone a mi lado y comienza a preguntarme: Como estás? Como lo llevas? Tú no hables ya hablo yo!!!. Aún no sé cómo quería que le contestase sin hablar, ja ja ja, todo un crack, no paró de animarme, cada metro había una palabra suya que me llevaba más cerca de la meta. Comienzo la Diagonal, pero este año no lo pase mal, tenía a mi lado a Alfredo, al final de la calle sabía seguro que estaba mi padre, pero aquí tenía un pensamiento pendiente, mi amigo Carlos me dijo que pensase en él durante la subida de Diagonal, no es un tramo duro pero después de 25 km a un buen ritmo, es como subir la más empinadas de las cuestas, y eso junto con Alfredo a mi lado se convirtió en el mejor de los geles.

Casi llegando a la torre Agbar por fin vi a Paco, con su bicicleta, su casco y la cámara de fotos en ristre, llegó el momento de mostrarle mi afecto, el corría con nosotros ese día.


Vi a mi padre le sonreí, sabía que él lo agradecería, el año pasado sufrió al verme la cara en este tramo y yo hoy estaba bien, aunque sabía que lo peor estaba por llegar.


Comencé a bajar Diagonal y aunque quería aumentar el ritmo vi que ya comenzaba a ser difícil, incluso en bajada ya no podía pasar de 4´40". Llegué al Passeig Taulat, y Alfredo se despidió, quedaban 10 kilómetros y ahora empezaba lo duro, de momento todo sería llano, excepto un pequeño repecho de pocos metros que castigaba un poco, pero los 2´que llevaba de ventaja sobre el tiempo que quería hacer comenzaban a menguar.

La sensación en el cuerpo es indescriptible, tienes una lucha interior que no cesa hasta el final. Mis piernas chillaban para que parase, mi corazón seguía bombeando sangre aunque pedía descanso también, pero la cabeza seguía dando ordenes de no parar.

Llegué al kilómetro 34,en breve comenzaría la subida por la calle Marina, pero antes otra cara conocida, allí estaba mi amiga Wai-shan, dando ánimos a todos los corredores, cuando me vio comenzó a gritar mi nombre, la saludé y avancé como pude, parecía que llevaba piedras en los pies. Llegué a Marina, los 2´ se esfumaron, y empecé a perder tiempo, ya solo una idea en la cabeza, bajar todo lo posible el tiempo del año pasado y buscar un ritmo cómodo aunque fuese muy lento intentado llevarlo hasta el final.

Antes de girar en calle Pujades, volví a ver a Paco, no sé si preguntó algo, o me dijo algo y no sé si le contesté, lo único que logré escuchar fue:" No me falles, te espero en el Passeig de Colón" creo que me vio bastante mal para decirme eso, pero giré Passeig de Sant Joan y miré hacia delante, allí se levantaba el Arco del Triunfo, intenté acelerar para pasar por debajo como si el final estuviese allí, no sé si lo logré, pero me dio un subidón para encarar Ronda Sant Pere, todos los días paso por aquí con el bus y eso me hizo sacar una pequeña sonrisa al pasar por la cafetería de Granjas la Catalana, donde cada tarde me tomo mi café con leche y croissant, lo que daría yo ahora por uno de esos.


Llego a Plaza Catalunya, el bullicio es enorme, aplausos de gente que desconozco me llevan en volandas, escucho gente que dice el nombre de los corredores, pero nadie dice el mío, agacho la mirada y entiendo el porqué, llevo el dorsal doblado. Aún no entiendo ese ataque de celos pero después de tantos kilómetros a nadie le amarga un dulce, lo dejé como estaba y pensé, "Tu has venido a correr y hay que preocuparse por acabar". Pasé por delante de la catedral, allí se mezclaba gente que venía a animar, curiosos que no entendían muy bien que pasaba y gente extranjera visitando el edificio y haciéndose fotos.

Bajé Vía Laietana, intentando recuperar algo de chispa, y creo que lo conseguí. Llegué a Passeig de Colón,  todo llano y mucha gente, por un momento ya no pienso en que estoy corriendo, cerca está el monumento a Colón y tanta gente hace que se me olvide, de repente escucho unos gritos que decían mi nombre, el dorsal seguía doblado tenía que ser alguien conocido, al llegar veo una visita inesperada, mi tío Juan y mi tía Lourdes animándome desde el lado derecho, apenas me da tiempo a saludarlos y sigo hasta llegar debajo del Paralelo.

Y llegó el momento más temido pero a la vez el más ansiado, el Paralelo, 2 km. de subida y luego la recompensa de volver a ser maratoniano, pero todo lo que creía haber recuperado de energía bajando Vía Laietana, lo perdí al poco de comenzar la subida, pero el final estaba cerca y no iba a desfallecer, mucha gente a mi alrededor ya se iba parando, miré mi reloj, el ritmo 6´00", pero un ritmo que me permitía avanzar, aunque muy despacio.

Conseguí llegar a Plaza España, 200 m., todo a mi alrededor carece de importancia, ese momento es mío, mi padre me grita a escasos 5 metros, pero yo no le oigo, a mi cabeza llegan todos los que me han acompañado durante la carrera en mis pensamientos, Carlos, Lucho, mi abuelo que lo recuerdo siempre en algún momento de una maratón, mi madre y mi padre, pero sobre todo de mis hijos y  Reme, que hoy no ha podido venir a animarme como en cada carrera, me acordé de ella y del beso de despedida que me dio por la mañana emocionada por no poder venir, esos últimos metros son para ellos.


Paso por meta, por fin, he hecho muy buen tiempo, pero antes de que pueda mirarlo, se acerca Félix, hace mala cara pero se le ve satisfecho, le pregunto su tiempo, 3h 10´ me responde, apenas puede andar pero no sabe lo bien que estará los próximos días saboreando ese tiempo en su primera maratón. Yo miro el mío, 3h 20´35", que gozada, quiero disfrutarlo cuanto antes con los míos. Buscamos a los amigos de Félix y a mi padre, los vemos a ellos pero a mi padre no lo veo, les pregunto donde está y salgo en la dirección que me dicen, pero no puedo correr más. Nos fundimos en un abrazo y le digo mi tiempo, me encanta verle la cara a mi padre, se le ve orgulloso.

Meto las piernas en la fuente, el agua está fría, pero el alivio es casi inmediato y una sonrisa sale de mi cara, lo volví a conseguir, en estos días se me ocurrió una frase que expresa lo que pienso en este momento." Solo por el hecho de volver a sentirlo, vale la pena volver a intentarlo" y sí volveré a intentarlo cada vez que pueda y me dejen mis piernas.


Me vestí e hice lo que más ganas tenía de hacer, llamar a Reme. Al oír su voz, se me hizo un nudo en la garganta, era tan feliz, que solo pude balbucear: "Dile Aaron que tengo su medalla" y "Vuelvo a casa". Ella por su parte me sorprendió diciéndome el tiempo oficial, estuvo siguiendo toda la carrera por internet. Luego llamé a mi madre, también se sorprendió del buen tiempo y me dio la enhorabuena estaba muy contenta. Acto seguido cogí el teléfono y llamé a Carlos, estaba tan contento que necesitaba decírselo y darle las gracias por esas palabras el día anterior que me motivaron y me sirvieron de ayuda para subir Diagonal.

Nos metimos en el metro y buscando alguna noticia sobre la carrera para saber quien había ganado y si Jaume Leiva había conseguido el tiempo que necesitaba, leo una desagradable noticia, la muerte de un corredor de 45 años y vecino de L´Hospitalet, muchos ánimos para los familiares y amigos, descanse en paz.



SALUD Y KILOMETROS !!!