domingo, 1 de febrero de 2015

Mitja de Granollers, en busca de buenas sensaciones

Después de la mala experiencia del maratón de Tarragona, y de replantearme el ir a la ultra, decido correr la Mitja, en esta ocasión a parte de mi familia, también viene el equipo casi al completo, excepto Juan por lesión.



Llegamos a Granollers y lo primero es lo primero, buscamos un sitio para poder tomar un café y acabar de ponernos el dorsal. El frío es terrible, estamos en pleno invierno y aunque el sol ha hecho acto de presencia no es suficiente para calentar el cuerpo y más tan temprano. Después de los preparativos, estiramos un poco por la zona y nos despedimos, Félix y yo queremos salir en la parte delantera del grupo para no pillar mucho atasco de gente, así que nos toca correr antes de tiempo, pues casi sin darnos cuenta faltan 5 minutos para la salida y estamos en la cola de la carrera. Empezamos a correr por la acera esquivando a mucha gente, pero finalmente lo conseguimos y nos ponemos bastante cerca del principio, yo detrás de él voy a intentar seguir su ritmo, cosa que veo muy difícil.



Nada más dan la salida ya veo que no será posible seguir a Félix, va demasiado rápido y yo aun no me encuentro fuerte, intento que no se aleje demasiado y lo voy siguiendo a una distancia más o menos corta, hay tanta gente animando que por un momento me olvido de ritmos y me pongo a correr a un ritmo bastante alto para lo que yo puedo dar en estos momentos, rondo los 4 minutos y poco pero no me encuentro del todo mal así que sigo tirando.

Cruzamos el río Congost, y nos adentramos en  una zona industrial, veo que el ritmo de inicio va bajando y noto un malestar parecido al de Tarragona, no entiendo si es que estoy mal otra vez o mi cabeza no quiere pasar por lo de la última vez y se cierra en banda para no correr más.

Entre esas guerras internas suceden los siguientes kilómetros y pasamos la zona industrial para llegar a una zona más verde y más agradable, estoy por el kilómetro 6, los ritmos han caído hasta casi llegar a 5 minutos el km., intento ser positivo pues sé que después del 11 más o menos todo es bajada y podré recuperar algo de lo perdido.

Al llegar a un glorieta, nos adentramos brevemente en un sendero colindante a una organización y al pasarla de nuevo algo de zona industrial. El cansancio y el viento no ayudan a intentar recuperar el tiempo, además según la altimetría de la carrera, sigo subiendo y aunque es casi imperceptible, veo que poco a poco va desgastando, es lo que algunos denominarían un falso llano, pero así desde el inicio.

Volvemos a entrar en una zona verde, y durante bastantes metros es lo que vemos a nuestro alrededor,  los arboles y el río cerca como compañeros de este tramo. La buena noticia es que me he estancado en el ritmo y parece que me vuelvo a recuperar, no sé si es efecto del gel o de que mi cuerpo vuelve a sentirse en condiciones para seguir. Prácticamente estamos en el ecuador de la carrera y volvemos a pasar otra zona industrial, pero en esta ocasión hay gente animando, lo que me indica que ya estamos cerca de la Garriga.

Cruzamos el río y ahora sí, muchísima gente aplaudiendo y gritando eso hace que uno se venga arriba y busque con más ganas ese km. 11 que permitirá darme algo de tregua. Eso sucede al llegar cerca de la iglesia, zona que está abarrotada de gente y que al bordear, aparecemos en una especie de paseo, donde me sorprende ver a unos chicos disfrazados de señores mayores, y con trajes bastante antiguos, animando la carrera.

Bajamos el paseo durante bastante rato y comienzo a recuperar sensaciones, aprovecho para tomar otro gel, el ritmo ya empieza a estar alrededor de los 4´30". Al llegar al kilómetro 12 me encuentro con una bajada bastante pronunciada que da a una carretera parecida a las de la subida, con arboles y alguna que otra casa. Así durante bastante rato, hasta cruzar una glorieta que indica que entramos en un tramo de nacional, sobre el km 15, al poco de pasarla vuelvo a subir un repecho pero nada comparado a lo de antes, avanzo mucho más rápido y con mejores sensaciones, al final de todo no me va a salir una carrera tan mala.

Vuelvo a mejorar mi ritmo en los parciales, ahora estoy entre 4´20" y 4´25", además entramos a lo que es el inicio de Corró d´Avall, municipio pegado a Granollers, así que ya queda poco, alrededor de unos 3 kilómetros y esto se acabó. Al entrar por las calles la animación es tan brutal que parece que la meta esté muy cerca, lo que anima a correr aun más rápido, pero el reloj no engaña y hay que ser prudente en este tramo, así que lo mejor que se puede hacer es empaparte de la alegría que desprende toda esta gente y disfrutar.


Al cabo de un par de kilómetros, veo el arco de último km, todo el mundo a mi alrededor empieza a acelerar, ahora es cuando hay que darlo todo, aunque en mi ya casi no queda nada, mucho rato en la subida no pasándolo muy bien y en la bajada no dando descanso a mi cuerpo al incrementar el ritmo, hacen que no quede mucho, así que hago lo que puedo y paro el crono en 1h 37´24". No es mi mejor crono en media maratón, pero de donde vengo y lo que me queda por hacer no está del todo mal.


SALUD Y KILÓMETROS !!!




domingo, 18 de enero de 2015

Tarragona un gran maratón para un corredor en mal estado.

Comienza un periplo excepcional para mí, todo sea por realizar el ultra Intermon Oxfham con garantías en el mes de abril. Primera parada maratón de Tarragona, la ilusión por iniciar este pequeño Tourmalet de maratones, ha hecho que haga entrenamientos extraordinarios en estas últimas semanas y tengo muchísimas ganas de ponerme a prueba. Después de Tarragona seguiré con la Mitja de Granollers, Marató Vies Verdes de Girona y el Maratón de Barcelona, 3 maratones y una media maratón comprimidos en 2 meses.

La noche de antes decidimos irnos a cenar mi familia y yo a un restaurante, para no tener que entretenernos en recoger el piso y así poder acostarnos lo antes posible, estamos a 1 hora de camino y todo lo que se pueda aprovechar en dormir es poco. Pero fue una mala decisión, algo de lo que comimos no nos sentó bien y a media noche mi mujer no se encuentra bien y a mí el estómago no para de darme vueltas. Decidimos que marcharé al maratón sin ellos y no porque me apetezca, si no porqué mi padre se ha levantado a las 4:30 de la mañana y me espera en la puerta para acompañarme al maratón, al menos le debo el intentarlo.

Salimos de Barcelona y al encarar la autopista dirección Tarragona mi padre ve que no tengo buena cara y me comenta que pararemos en el área de servicio Porta de Barcelona, una vez allí me tomo una manzanilla y voy al baño, pero todo sigue igual, el estómago quiere salir por la boca y tengo sensación de empezar a tener fiebre, las ganas ahora son nulas.

Emprendemos de nuevo la marcha, mi padre me dice que conduzca yo para ir más distraído, pero no llevamos ni 2 kilómetros cuando tengo que realizar una maniobra de emergencia, me meto en el arcén y casi sin que me de tiempo abro la puerta y saco la cabeza, lo siguiente ya os lo podéis imaginar. Me rehago un poco, me enjuago la boca y ya me encuentro mejor, ahora sí que voy a por el maratón.

Llegamos y estoy bastante entero para lo que yo esperaba cuando me levanté, nos acercamos al stand donde se reparten los dorsales y recojo el mío, mi padre observa como empiezo a colocarme el dorsal poco a poco y me dice:"- Te ha cambiado la cara al colocarte el dorsal". No sé si es así, pero las ganas de empezar a correr han vuelto, lo abrazo, caliento y me coloco en la salida.

Comienza el maratón, y prácticamente sin darme cuenta ya estamos bordeando el muelle y frente a nosotros el mar. El primer kilómetro no ha estado del todo mal, voy buscando un ritmo cómodo y el reloj marca un 4´45", lo mejor de todo es que parece que empiezo a rodar bien y no hay sensación de malestar, eso hace que me venga arriba y comience a pensar en que lo de la mañana solo ha sido un bache.

El lugar es precioso pese algún olorcillo no muy agradable que se desprendía de alguna de las fábricas por donde se pasaba, pero nada que no salve el momento de estar corriendo el maratón y el mar. Damos la vuelta al final del muelle sobre el kilómetro 4 mantengo un ritmo de 4´30"y sigo así toda la vuelta hasta el final del muelle.

Damos la vuelta en el 8,5 y pasamos cerca de la vía del tren donde me encuentro con mi padre, le doy un ok para que no se preocupe y continuo con mi ritmo, aunque la verdad es que me encuentro genial, vuelvo a pasar por la salida y nos encaminamos hacia la calle Manuel de Falla, giro en Vidal i Barraquer  y damos una pequeña vuelta para subir toda la calle y pasar por debajo de un túnel. Voy bastante animado cerca de mí tengo a la tercera clasificada de mujeres y le voy aguantando el ritmo de momento.


Nos metemos en la nacional y subiendo, a la altura del kilómetro 15 me cruzo con Chema Martínez, para él es el kilómetro 20 más o menos, para mí comienza una subida por la calle riu Segre que empieza a hacer mella en mí, el estómago se esta girando y saltan las alarmas. Consigo llegar más o menos bien hasta el polideportivo donde nos hacen dar una vuelta en la pista de atletismo, lo bueno es que todo lo que sube baja y ahora toca una pendiente hasta el kilómetro 20 y puedo aprovechar para no forzar tanto e intentar bajar algo el ritmo, la intención no es hacer un gran tiempo en este maratón, si no utilizarlo como un entrenamiento para lo que llega en abril.

Parece que lo consigo, al menos momentáneamente, reduzco mi zancada y los ritmos ahora se acercan a los 5´, paso por meta otra vez y aunque intento ponerle buena cara a mi padre, no lo consigo, veo la preocupación en su rostro y con un gesto le hago evidente que no estoy bien.


Volvemos al muelle de la primera vuelta y por el kilómetro 24 me doy cuenta de que prácticamente ya no corro y decido andar para recuperar fuerzas, ahora todo me molesta, la calor, el mar, el olor de las fábricas, etc. lo único que pasa por mi cabeza es que después de esta carrera aún hay más, mi cuerpo se queja y yo no quiero escucharlo esta vez. La gente no para de animar, aunque escucho alguno cuando ya he pasado comentándole al que tiene al lado"- Que jodido va". Los corredores que pasan no paran de animarme, cuantas veces lo he hecho yo y he pensado en que siempre se puede dar más, pero ahora entiendo a muchos de ellos, intento correr y no puedo, el caso es que no me duele nada simplemente no puedo, estoy vacío.

Así voy avanzando, al principio trotaba un rato y volvía a parar, pero llega un momento en el que sólo ando hasta que llego al kilómetro 30, allí mi padre me ve a lo lejos y empieza a caminar hacia donde estoy yo, ya no lo puedo engañar, mi cara es un poema y le niego la evidencia, no quiero reconocerle que no puedo más, entonces me dice:"Déjalo, no sigas, para y nos vamos a casa", eso hizo que mi cabeza se pusiese en su sitio y le dijese que "no", yo quería continuar, y así fue.

Volví a correr, poco, pero era un comienzo, quedaban 12 km y me acordé que en el recorrido solo tenía que llegar hasta el final de la nacional y al volver serían los últimos 6, así que poco a poco y mucha paciencia, cada kilómetro una batalla ganada como diría cualquier motivador, y allí solo estaba yo con mi cabeza. Hubo también muchos tramos de andar, pero sabía que este maratón lo iba a acabar y la satisfacción personal de acabar mi maratón número 8 me hacía avanzar cada vez más decidido a la meta, ya pensaría en lo que me tocaba en las siguientes semanas, pero el ahora me importaba mucho más.

Y con esos pensamientos llegué al 36, muchas pequeñas subidas y bajadas, tal vez inapreciables en condiciones normales, pero parecían autenticas montañas para mis piernas y las pendientes de cada vez me parecían menos, pero aún así creía que mis ritmos iban mejorando. Desestime hace varios kilómetros el tomar ningún gel, solo agua y poco más, el miedo a que uno de esos geles acabasen de fastidiar el estómago pasaba por mi cabeza una y otra vez.

Kilómetro  40, vuelvo a pasar cerca de las vías del tren donde por la mañana estaba mi padre y donde las sensaciones eran increíblemente mejor que las de ahora, solo quedan 2 y la propina, mis piernas aumentan la velocidad el sufrimiento está acabando, me acerco a ritmos de 5´y después de unas pequeñas curvas entro en la recta de final de meta.


Lo conseguí, ha sido duro pero ya está, la medalla me sabe a gloria y mi padre por fin respira aliviado, aunque preocupado aun por saber como estoy, le tranquiliza que vuelvo a sonreír, siento que a pesar de la locura se siente orgulloso.



Seguro que en otras circunstancias hubiese abandonado, o tal vez no, pero entendí que algo así me podía pasar en la ultra y había que entrenar la cabeza para eso también, aunque al montarme al coche de vuelta a casa, lo primero que puse en el grupo fue que no haría la ultra, pero eso también me pasó en el primer maratón que justo al acabar dije que no volvería a correr otro y bueno como he dicho este es el 8º que hago, tengo un triatlón olímpico y un medio ironman, así que seguro que se me pasa.


SALUD Y KILÓMETROS !!!