domingo, 7 de diciembre de 2014

Mi primer 5k en Sant Andreu

Siempre he pensado que hacer un 5k ahora, con los entrenamientos para la ultra, eran innecesarios, por lo general los entrenamientos que hago son bastante más largos que eso, y para una persona como yo que de momento no va a buscar tiempo, no tiene mucho sentido. Así que cuando Félix nos propuso apuntarnos, yo tuve serias dudas, pero como se acercaban las fechas navideñas y queríamos cerrar el año corriendo otra carrera juntos, acepté.

La preparación para la ultra-maratón marcha viento en popa, ir a entrenar a la montaña un par de horas o más se ha hecho algo fundamental los fines de semana, incluso tiradas de más de 30 km. por asfalto, así que me tomo esta carrera como  algo más lúdico que no algo serio donde poder competir, pero como siempre, nunca los planes salen como uno imagina.

Quedamos todos cerca de casa para ir en coche, las cocheras de TMB quedan cerca y tenemos parking asegurado. El frío es terrible y estoy más preocupado por los peques y mi mujer, que por mi mismo, al fin y al cabo en cuanto empiece a correr el frío será algo pasajero. Subimos la Rbla. Fabra i Puig donde tiene inicio la salida y entramos en el primer bar que hay pasando la pancarta para tomar algo caliente.

La gente se agolpa en la entrada de la piscina para ir al baño, y nos quedamos en la escalinata para ir poniéndonos el dorsal y para aplicarnos ungüentos de los que ya todos conocemos para aliviar posibles dolores para la musculación. 



Me despido momentáneamente de mi familia y cuando me dispongo a perderme entre la multitud, Félix me dice que lo siga y me ponga detrás de él. Entiendo que es para salir juntos, pero me sorprendo cuando se coloca en primera fila, lo cual hace que la presión hacia mí crezca, considero que esos puestos son para gente que corre muy pero que muy rápido y yo no tenía intención de hacerlo. En segundos mi cabeza pasa de estar en reposo a ponerse en alerta, sé que puedo mantener un buen ritmo y he entrenado varias veces por debajo de 4´ el km. pero la pregunta es: Podré realizar ese esfuerzo durante tantos km?.Félix se gira un instante, me guiña un ojo y alza el pulgar -Todo ok?- asiento con la cabeza y acto seguido suena el disparo de salida.

Me sorprendo manteniendo durante varios cientos de metros un ritmo francamente bueno, tanto que apenas puedo ver lo que marca mi reloj y decido mantenerlo durante el máximo tiempo posible, sé que son pocos km pero no quiero abusar. Al cabo de unos 500 m. veo que lentamente se aleja Félix y entonces entiendo que lo mejor será buscar ese ritmo alto que no me haga tirar por la borda una buena posible marca.

Veo que empieza a pasarme algún corredor, pero aun sigo viendo a parte de la cabeza de carrera al girar por el calle Segre, aunque cada vez más lejos .Noto que mi ritmo es muy bueno y el ver pocos corredores a mi alrededor, hace que crezca mi autoestima aún más. El Paseo Torras i Bages es bastante largo, pero con el ritmo que llevaba se me hizo larguísimo y eso que aun seguía manteniendo ritmos por debajo de 4, pero parecía que no quería acabar nunca. Por fin giro en el Paseo de Santa Coloma para meterme, a pocos metros, en la calle Gran de Sant Andreu. Se que al final de esta calle se hace el último giro a meta, pero si por la parte de abajo el recorrido es largo por la parte de arriba no iba a ser menos, aunque la sensación parece ser como de leve bajada, o al menos es lo que pienso yo para, mentalmente, hacerme el camino más ameno.

Paso por el cartel de último km. aun hay fuerzas y no he desfallecido en el ritmo, es hora de dar todo lo que queda dentro, comienzo a incrementar poco a poco el ritmo, hago algún pico a 3´39" pero a falta de 250 m. viene la subida por la Rbla. y es ahora o nunca. Las piernas empiezan a protestar un poco, pero hemos pasado por peores batallas, así que no hay dolor y aprieto los dientes. 



Tiempo final 19´12" a un ritmo de 3´50". Lo dicho a veces haces planes para una carrera y llega otro y te los cambia, en este caso para bien.

De izq. a der. Silver, Lesaca, Juan, Paco, yo y Félix. Mi equipo...mis hermanos


SALUD Y KILÓMETROS !!!


jueves, 27 de noviembre de 2014

Premià desde las alturas

Últimamente le he encontrado cierto gusto ir a entrenar a la montaña, así que cuando Juan propuso que nos apuntáramos a la media de montaña de Premià, nos apuntamos todos sin dudarlo.
En las semanas previas, decido ponerme a prueba para ver a que nivel estoy después del medio ironman, y el resultado es bastante satisfactorio, incluso mejor de lo esperado en el tema montaña, pero me llevé una grata sorpresa en velocidad, días antes realizo 2 series de 5 km y en una bajé los 20´ y en la otra los supero por poco, así que no puedo llegar con mejores sensaciones.
Quedamos temprano todos, excepto Silver, que en esta ocasión no nos podrá acompañar ya que ha vuelto a recaer de su lesión, en su lugar nos acompaña Pascual, un amigo de Félix. Una vez en Premià y con algún que otro problemilla para encontrar la salida, nos acercamos a una cafetería muy cerca de la salida, antes de entrar nos encontramos con un compañero y amigo, Chus, con el que tuve el privilegio de ir a entrenar a Collserola y por donde me llevó por lugares bastante durillos, entonces entendí de donde venían los buenos resultados que suele hacer en las carreras de montaña. Después de charlar un rato y comentar lo duro de algunos tramos de esta carrera, me recomienda tranquilidad y que la disfrute.
Entramos en la cafetería, pasamos el tiempo entre cafés e idas y venidas al trono de los campeones, mientras tanto, Paco, que se encargó el día anterior de ir a la Expo, hace el reparto de bolsas de corredor y dorsales, que nos colocamos al momento. Como curiosidad en este dorsal viene la altimetría, impresa al revés según se ve de frente, pero que el corredor la puede ir consultando sin problemas en el transcurso de la carrera ( eso lo sé ahora, en su momento, creía que era un error de imprenta).
Félix nos propone salir afuera para hacernos una foto de equipo con la banderola que estrenamos en el maratón de Valencia, con el gran Silver. Comenzamos a prepararnos y nos quitamos el chándal, por megafonía anuncian que en breve saldrán los corredores del maratón, así que nos queda poco tiempo para calentar, los siguientes seremos nosotros.


Después de calentar un poco, nos colocamos en los primeros puestos de salida, la intención es ir Pascual, Félix y yo juntos de inicio intentando evitar a posibles corredores más lentos y que más adelante nos puedan entorpecer, Paco y Juan deciden quedarse un poco más rezagados y coger un ritmo más tranquilo.
Salgo disparado intentando seguir a Félix, de hecho lo consigo durante el tramo que transcurre por suelo urbano pero en cuanto llegamos a la primera rampa, me doy cuenta que, de seguir así no acabaré la carrera, Félix se gira y le hago un gesto con la mano para que no me esperen..


Ahora mucho más tranquilo y  menos acelerado, intento recuperar el aliento, bajar pulsaciones y volver a tener un buen ritmo, pero las condiciones de carrera no son las más idóneas, la subida es bastante dura y en alguna ocasión decido andar unos segundos para ir recuperándome. Pienso que me está pasando factura el haber intentado ir más rápido de inicio y las series que realicé el jueves (la mayoría del tiempo por debajo de 4 minutos el kilómetro).

La subida se me hace eterna después de los 2 primeros kilómetros pero aún me quedan 3 para el primer avituallamiento, comienzo a no disfrutar de la carrera, en estos km. apenas hay tregua y prácticamente no paramos de subir. Después de este duro examen, aprobado por los pelos, llego al avituallamiento, que aparece como un oasis en el desierto, decido tomarme unos segundos de descanso, para hidratarme bien y comer algo.

Como si de un ave Fénix se tratase, intento resurgir de mis cenizas y encontrarme de nuevo bien, de momento las condiciones han mejorado y el pequeño parón junto con el descanso, hacen que recupere bastantes fuerzas y me lanzo de nuevo a la carrera.

Comienzo a bajar por pista, que se va alternando con trialeras y algún que otro embotellamiento en las bajadas, pero dura muy poco al llegar a la falda de la que creo que fue la subida más dura, desde abajo se ven unas cuestas en zig-zag y los corredores avanzan lentamente, como si corrieran encima de arenas movedizas, al empezar la subida entiendo el por qué. Las rampas son bastante duras y aunque las piernas me queman, no dejo de puntear, a veces resulta difícil por la cantidad de piedras sueltas que no me permiten posicionar bien el pie y consiguen que tenga algún que otro pequeño resbalón, aun así me sorprendo al subir sin parar.

Al llegar arriba, recompensa, otro avituallamiento en el que paro lo justamente necesario, y vuelvo a la carrera, encarando una pista que dura muy poco. Veo a un padre con su hijo, que ejercen de voluntarios, indicándome el desvío que debo tomar, me advierten que hay una rama baja y que tenga cuidado al entrar, pero no me agaché lo suficiente, y como si de Puyol se tratase, le doy un buen testarazo y aunque me hice daño, seguí como si no pasase nada, pues lo que vi al meterme en este camino me hizo olvidarme del golpe. La subida era espectacular llena de piedras enormes por donde tenía que trepar y por donde le seguía un camino estrecho con alguna que otra raíz, y aunque pasé alguna dificultad, disfruté intentando sacar lo mejor de mí.


Al salir de aquí llego a un camino donde hay varías vayas a ambos lados, de lo que parece, es una granja donde se cuida algún tipo de ganado pero no adivino cual. En este punto coincidimos con los corredores de las otras distancias, después de un rato, entramos por un sendero donde veo gente que viene en sentido contrario corriendo. Nos hacen bajar por una trialera que es bastante exigente, en mi cabeza solo pienso que donde está el regreso por donde se coincidía con los corredores que habíamos dejado atrás, pero no hacemos más que bajar.

Cuando por fin llego abajo, me encuentro a bastante gente animando, pero entre todos ellos destaca uno justo donde empieza la subida, se trata de un hombre que agita de manera feroz, un cencerro animando y chillando para subir el ánimo de todos los que pasamos por ese punto. Si con eso no fuese suficiente unos metros más adelante me encuentro un avituallamiento poco usual, el puesto en concreto estaba encabezado por una legión de donuts, croissants de chocolate y pastas varias, en formación y en perfecto estado de revista, si en vez de agua hubiese encontrado café, hubiese hecho el avituallamiento más largo de la historia.

Después de esta alegría, en la que hubo un pequeño conflicto interno entre cabeza y estómago, retomo la subida que transcurre por un sendero bastante agrietado, que después de un largo trecho desemboca donde veía a los corredores en dirección contraria, me giro por si veo a Juan o a Paco, pero es imposible debido a los arbustos que no dejan ver con claridad.

Vuelvo a descender y con mis intentos de ir recuperándome poco a poco. Los voluntarios con los que me voy cruzando, van indicando que el final está cerca, miro el dorsal y la altimetría marca que después de este tramo de bajada se acerca el último ascenso.

Aparezco en un tramo de pista, y a lo lejos veo una ambulancia, al pasar a su lado no observo a ningún corredor. El tramo por donde corremos no entraña ninguna dificultad, pero las piernas ya están pesadas y es de agradecer este último avituallamiento. Una vez aquí, se que lo que viene es todo descenso y que no tengo que perder la concentración, pero menudo descenso, las piernas en algunos tramos van solas, incluso en una ocasión me desvío de la trayectoria de una curva y tengo que volver sobre mis pasos para volver a la carrera. El suelo es bastante rocoso y extremo la precaución para no caer.

Comienzo a pasar algunos voluntarios, que van indicando los últimos desvíos y con una sonrisa diciendo que el final está cerca. Casi sin darme cuenta paso de la tierra al asfalto y me sucede algo imprevisible, por explicarlo lo más sencillo posible, los pies se me agarrotan al tocar el asfalto, de una manera más gráfica los dedos querían tocar el talón, la verdad es que fue una sensación bastante desagradable y que nunca me había sucedido. En un primer momento no sé como reaccionar, no sé si parar y estirar o continuar, pero uno de los voluntarios que hay cerca me resuelve rápido las dudas al grito de " NO PARES !!! ", aquello me hizo sobreponerme un poco y recuperar el paso para poder seguir.


Voy girando por el entramado de calles y paso por delante de la salida, el sonido de la música y la voz del speaker son cada vez más fuertes, el final está cerca pero antes hay que bajar por unas escalerillas y salir a la cuesta que lleva a meta. Saludo a mi mujer, ninguno de los peques sale esta vez para acabar los últimos metros, también veo a Félix y Pascual que ya han llegado. Acabo soltando un grito y para el crono en 2h 26´.



Poco a poco van entrando corredores y el siguiente en entrar es Juan, también se ve cansado pero satisfecho y minutos más tarde pero con una sonrisa de oreja a oreja entra Paco, su cara refleja la felicidad del trabajo bien hecho.

Después de un día genial, toca reunión de todo el grupo para explicarnos anécdotas y pasar un buen rato, que como siempre se hace corto.



SALUD Y KILÓMETROS !!!

domingo, 14 de septiembre de 2014

Sailfish Half Triathlon Berga, el segundo paso hacia un sueño

Después de acabar la última carrera, me centré en el siguiente paso, acercarme al sueño de correr algún día un ironman. Hace unos años me fijé en un medio-ironman que se hacía en Berga y que realizó mi amiga Vanesa ( hoy ironwoman después de hacer el ironman de Lanzarote) supongo que el hecho de conocer la población , un poco las carreteras por donde transitaría con la bici y el haberme dado un chapuzón, desde una barca, en el embalse de la Baells, me empujaron a decidirme por esta  prueba.
 
Estuve preparando la natación como pude en verano. En principio nadaba solo en el mar, algunas veces acompañado por medusas, aunque no tuve que lamentar la picada de ninguna. Luego se unió a las sesiones de natación Alexis, un amigo que preparaba el salto para su primer triatlón.
 
Las sesiones de bicicleta corrían a cargo de Paco, un crack para mí de la bicicleta, gracias a él la mejora en la bicicleta no si hizo esperar y lo mejor de todo consiguió quitarme el miedo a la bici y que comenzase a disfrutar con ella.
 
Por último las sesiones de running siempre estuve acompañado por alguien del grupo, a veces Paco, otras Félix y Silver, pero siempre Juan, eso sí todos los entrenos fueron nocturnos, y a veces por la montaña con la complejidad que eso conlleva, aunque he de reconocer que a mí es algo que me fascina.
 
Todo esto gracias a mi padre que sacrificó parte de sus vacaciones y algunos días de sueño para poder acompañar a mis hijos en la playa mientras yo realizaba esa hora de entrenamiento, gracias a mi madre que me permitió robarle a mi padre esos días de vacaciones y gracias a mis peques y mi mujer que sacrificaron muchos momentos juntos.
 
Todos esos entrenamientos me llevaron a rebajar mi peso y quedarme en unos 76 kg., no está mal para alguien que empezó a perder peso cuando tenía 96 kg.. Es un tópico el decir que si uno quiere puede hacer todo lo que se proponga, pero es la realidad, y entiendo que lo que cuesta es dar los primeros pasos.

Con todo este entrenamiento físico y moral, aun no me había apuntado a la Sailfish Half Triathlon de Berga por mis dudas, pero un día la llamada de Juan diciéndome que faltaban pocas inscripciones, fue el detonante para que el corazón se acelerase y mi cabeza explotase en mil preguntas con solo una respuesta, apuntarse.
 
A raíz de eso, y como siempre pasa al apuntarme a un carrera, la motivación crece, pero en esta ocasión la ilusión es tremenda, la euforia se desborda y mi cara tiene la expresión de felicidad perpetua, todo eso regado por la emoción del día que realicé la inscripción.
 
Como es lógico a partir de ahí las semanas, nadaban, pedaleaban y corrían más rápido que yo, entre días de vacaciones. En esta ocasión el final de las mismas me produjo dos sentimientos encontrados, por una parte la tristeza porque se acababan los buenos momentos con la familia y por otra parte la alegría, creo que sobra decir el por qué. Estuve toda la semana preparando cosas, el viernes me dediqué junto a Paco a hacer la puesta a punto de la bici, y como siempre me dió unas clases magistrales sobre el mantenimiento de la misma, a parte, ese rato me vino genial y cuando me iba, sus últimos consejos y el ánimo de él y su mujer.

Llegó el sábado  y aunque intenté por todos los medios estar tranquilo, fue imposible. El viaje a Berga ya fue difícil porque no paraba de mirar a la bicicleta por miedo a que se callera del porta-bicicletas, supongo que es la falta de costumbre.

Llegamos a la Expo y veo justo al lado el arco de meta, por un momento pienso en que grande se puede sentir alguien al pasar por debajo, espero sentirlo al día siguiente. Una vez dentro de la carpa voy directo a por el dorsal, me entregan las bolsas donde tendré que poner las cosas que necesitaré para cada sector. Después de resolver unas dudas en información, me dispongo a dejar la bolsa de RUN  en la transición, aconsejado por una persona de la organización, para que al día siguiente tenga una cosa menos de que preocuparme. Miro el dorsal, 7120, siempre miro que los números tengan algún significado y mi mujer lo sabe, pero en esta ocasión no lo encuentro, digamos que es la única superstición que tengo y si le encuentro el significado creo que la carrera me irá mejor, una tontería como cualquier otra. Se lo comento a ella y después de mirarlo un rato me dice: "Son las medallas que tienes!!!". Sigo sin entenderlo, y me explica que el 7 son las medallas en maratón y el 2 de las medias maratones. Le comento que faltan el 1 y el 0, a lo que responde que el 0, es porque no tengo todavía la del ironman y el 1 será la medalla que consiga en esa carrera, en ese momento se me pone la piel de gallina.


Salimos hacia el embalse, y aunque intento atender a mi familia, noto que estoy tenso, parece que mi cabeza empieza a entender que esto ya va en serio, el hecho de recoger el dorsal y haber dejado la primera bolsa, ha puesto mis 5 sentidos en estado de alerta. Bajamos a la rampa que lleva al embalse y paso por el control, donde una persona del staff comprueba los frenos.


El paisaje es increíble, rodeados de montañas y una gran lengua de agua que forma el embalse. Busco el lugar donde tengo que dejar mi bici encima de la presa, el reguero de bicis a un lado y a otro es interminable, ni que decir tiene que se me caía la baba con la mayoría de ellas. Intento averiguar cual será el recorrido de natación echando un vistazo desde lo alto y nos vamos.

  
La noche llegó e intenté invocar a Morfeo para que me ayudase a dormir, y aunque vino, tuvo que luchar con un héroe y un superhéroe, por un lado Fílipides, buen amigo por sus ayudas constantes en todas mis carreras pero sobretodo en maratones, y por otro lado Ironman, este solo vino por el nombre y por lo que para mí representa llegar algún día a serlo. En definitiva que con tantas cosas en mi cabeza era imposible cerrar un ojo.
 
El despertador sonó a las 4:00,  aunque yo estaba despierto y ya había comenzado los preparativos y a desayunar rápido, aun nos quedaba una hora de viaje y hacer cola para los autocares que nos llevarían al embalse. Al llegar, parada técnica en el Frankfurt de Berga y rápidamente a la cola, pero me encuentro con un inconveniente, priorizan llevar a triatletas y separan a los familiares para que suban en los últimos autocares, así que los dejo y me monto solo para llegar al embalse y acabar de preparar las cosas antes de la salida.
 
Observo al llegar que hay una bruma bastante espesa y es muy difícil ver el puente donde se encuentra la primera boya. Me encuentro con Noel, un compañero de trabajo y buen amigo, charlamos un poco sobre el tiempo que pensamos hacer, yo claramente solo pienso en acabarla con buenas sensaciones, él en cambio tiene entre ceja y ceja hacer un SUB-5h. con lo que entrena, no lo dudo ni un momento de que lo conseguirá.
 
 
 
 
Me coloco el neopreno para mitigar algo el frío que hace, acabo de colocar las bolsas y coincido con Sergio, otro amigo, hablamos de sensaciones y le comento mi preocupación para el segmento de natación, no me considero un buen nadador y temo pagarlo en esta prueba, el me tranquiliza diciéndome que me lo tome con calma y que lo importante es salir lo mejor posible del agua.

 
Salgo de la transición en busca de mi familia, y después de dar varias vueltas no los encuentro. Por megafonía dicen que en breve comenzará la carrera y me pongo más nervioso porque aun no han llegado y me temo que se han quedado sin poder subir a los últimos autocares, pero de repente aparecen corriendo por la rampa, ahora mi alegría es plena, apunto de empezar una carrera, para mí importantísima, y mi familia a mi lado.



 
 
Bajo por la rampa que lleva al embalse, me mezclo entre los triatletas y me pongo en posición intentado ver donde está la primera boya, la organización comenta que aunque no se vea bien, esta detrás del puente y es hacia allí donde tenemos que ir. Dan la salida y noto que mis primeras brazadas no son muy buenas, parece que se me haya olvidado nadar, me pasan algunos e intento recomponerme, lo consigo pero me doy cuenta que mi manera de nadar es muy lenta respecto a la mayoría, primera nota mental, tengo que darle más caña al tema de natación para próximos triatlones. Llego a la primera boya que esta pegada en la columna del puente, sigo perdiendo tiempo respecto a los demás nadadores, pero me concentro en no parar, de repente me asusto, frente a mi llega un recuerdo de los entrenamientos de verano, UNA MEDUSA!!! esa fue mi primera reacción, pero era imposible, al fijarme me di cuenta de que era un gorro de natación caído de la cabeza de algún nadador, las malas jugadas que te puede hacer la mente son realmente increíbles.















Paso la segunda boya casi sin darme cuenta, y giramos por debajo del puente en busca de la tercera, me sigue pasando gente pero noto que de cada vez les cuesta más pasarme, las fuerzas empiezan a bajar, pero al girar en la última boya encaramos a lo que será la recta final, ahora es solo cuestión de paciencia y de constancia el llegar, en los últimos metros hecho en falta esa pequeña ayudita que te presta el mar para poder salir del agua con sus olas, pero los voluntarios hacen que la salida del agua se produzca sin problemas. En mis primeros pasos noto que voy algo mareado y aunque intento correr, lo descarto, comienzo a caminar para centrarme y de paso bajar pulsaciones. Al final de la rampa comienzo a correr de nuevo y ahora todo está en su sitio, pero lo principal es que ya he acabado la natación y eso para mí es mucho, además mi mujer e hijos me esperan con una sonrisa de oreja a oreja y yo les respondo de igual forma.



Me quito el neopreno y lo coloco todo en la bolsa. Me pongo dorsal, casco y zapatillas, lo que más recuerdo es el frio que al salir del agua se mete en los huesos, y montar en bici no va a ayudar a mejorar la situación. Salgo corriendo de la zona de transición y me subo a la bici, nada más salir pequeña bajada que sirve para coger algo de impulso y comienza la primera cuesta, no veo a muchos ciclistas, ya me había dado cuenta en el embalse de que había sido uno de los últimos en salir del agua, aun así mi tiempo está mejorado respecto al de los entrenamientos.





Al llegar al final de la cuesta, me encuentro en la parte más alta de Berga, un par de curvas y comenzamos a bajar. Paso por Cal Rosal y lo primero que me viene a la cabeza es la carne a la llosa que hacen en Rte. El Carrilet,  sigo bajando dirección Puig-Reig, disfrutando de todo lo que me rodea, prácticamente no doy pedales y eso me permite relajar un poco las piernas, antes de llegar veo algo de asfalto en mal estado y una cámara de bici tirada en la cuneta, así que intento evitar lo que puedo los trozos más malos, aunque difícil a la velocidad que voy.


Entro en Puig-Reig y hay gente animando incluso desde las terrazas de los bares donde algunos clientes miran la carrera mientras toman el primer café del día. Me encuentro bien, pero sobretodo seco, y comienzo a adelantar algún ciclista, eso me anima y mantengo mi ritmo de pedalada, recuerdo las palabras de Paco que me comentó que no me cebase en las cuestas porque mi grupo está diseñado para ir en llano y aunque vea que me adelantan no tengo que entrar en el juego de forzar la máquina más de la cuenta o si no tengo muchos números de no acabarla.

A la salida del pueblo un grupo de chavales, con poca ropa y pelucas, no paran de animar a todos los corredores, esbozo una sonrisa, se agradece que la gente se tome ese tipo de molestias y aunque animen a los que van a ver, no solo se queden con eso y animen al resto a parte del mérito que tiene hacerlo en un momento del día no muy caluroso que digamos.

Comienza la subida hacia la Espunyola pasando por Casserres, paso el primer avituallamiento y cojo un bidón de Isostar, la subida no es muy dura pero no te da descanso y tengo que ser constante, en este tramo es habitual adelantar y ser adelantado por los mismos. Pasan cada poco tiempo motos de los mossos d´esquadra y coches de la federación de triatlón, controlando que ningún corredor tenga algún problema o para evitar que se haga drafting.


Al llegar a la Espunyola, comienzo a bajar de nuevo pero ahora se levanta ante mí los imponentes Rasos de Peguera,  la estampa es magnífica y desde lo alto se ve algún parapente a motor. Antes de llegar a Avià escucho un ruido de fondo, me da la sensación que es una moto, pero nada más lejos de la realidad, me adelanta el que de momento es el primer clasificado de la carrera y casi enseguida el segundo, Richard Calle ( quien al final fue el ganador ), yo estaba acabando mi primera vuelta de bici cuando ellos ya acababan para entrar en el sector de running.

Paso por un túnel y casi sin darme cuenta llego a la bifurcación de Berga que indica, a la izquierda para entrar a la ciudad y hacer la transición o a la derecha para empezar la 2ª vuelta. En ese punto se aglomera un gran número de personas que animan a todos los participantes.

Comienzo la segunda vuelta y como la anterior bajada, por Cal Rosal dirección Puig-Reig, lo que me permite ir muy rápido, aunque claro está con las precauciones de un novato, incluso me permito la mini licencia de poner las manos debajo del manillar y buscar una posición más aerodinámica durante unos segundos, algo impensable hace unos meses, voy tan eufórico que le devuelvo el saludo a todo aquel que me anima.



Vuelvo a cruzar Puig-Reig, parece que hay más gente por la calle, pese a las nubes que amenazan lluvia en cualquier momento. A la salida ya no se encuentra el grupo de animadores, en su lugar un grupo de pequeños, animan desde su casa cerca de la carretera.

Sigo subiendo, paso por el avituallamiento y recargo lo bidones, al mismo tiempo me doy cuenta que hay otro bidón que he de vaciar cuanto antes. La vejiga reclama mi atención y eso me hace cambiar la manera de pedalear, ahora menos fluida, así que rápidamente busco el lugar idóneo para realizar la descarga. Paso un fotógrafo, me rebasa un coche de la organización, adelanto a otro ciclista con la misma intención y por fin encuentro el lugar que me servirá de alivio espiritual, una pequeña arboleda donde ocultarme un poco y donde encuentro el nirvana, con bastante esfuerzo por cierto. El resultado no se hizo esperar, el pedaleo vuelve a ser vigoroso y de mi cara sale una risilla triunfal.

Consigo llegar, al fin, a la Espunyola, ahora solo pienso en no pinchar y en que el ruido metálico que llevo rato escuchando, no sea nada, incluso me planteo la posibilidad de que si algo de esto sucediese, ponerme a correr descalzo, algo que veo factible después de correr, a menudo, con las Fivefingers. Entre estos pensamientos tan apocalípticos, ya he vuelto a pasar Rasos de Peguera, Avià y ya estoy entrando a Berga.



Intento guardar la calma, nada más entrar comienza una subida que solvento sin problemas, me meto en una calle hacia la derecha que es totalmente llana, sé que al final de la misma está la última cuesta, pongo plato grande para ir más rápido y antes de girar decido no cambiar de plato, pienso que con la inercia que llevo y un poco de esfuerzo será suficiente para subirla. Pero no es así, mis piernas no pueden y me quedo frenado, es como si intentase subir una pared y casi caigo al suelo, mi padre me ve desde lo alto y baja corriendo para ver que es lo que pasa, bajo plato y de los mismos nervios lo hago mal  y al pedalear se sale la cadena, intento recuperar la calma, recoloco la cadena y subo el pequeño tramo que quedaba.





Dejo la bici, me coloco la gorra, las zapatillas y salgo lo más rápido posible, al salir me encuentro el primer avituallamiento, bebo e intento coger un ritmo cómodo de inicio, a los pocos metros primer control de chip. Todo transcurre en el centro de Berga, el bullicio es increíble al pasar cerca de la meta, pero aún no puedo entrar en ese desvío aun me quedan 3 vueltas al circuito de 7 km.






Sigo por el lateral del paseo hasta llegar a una bajada y me cruzo con Noel, va de regreso y esta acabando su última vuelta, le veo bastante agotado, lo que hace que me replantee un poco la carrera, así que evitaré forzar en las primeras vueltas, para poder acabar lo más entero posible en la última.

Paso por un parque donde hay otro avituallamiento, esta vez antes de llegar, se encuentra un aspersor que viene fenomenal, pues ha salido el sol un rato y pica fuerte. Cruzo el parque y salimos a una carretera donde nos hacen ir por la acera, que llenamos porque hay doble sentido de la carrera, todo es bastante llano y al final unos chavales nos ponen unas gomas de pelo para marcar las vueltas que llevamos, si no recuerdo mal la primera es de color blanco.



Regreso al punto de partida, cruzo el parque, subo la cuesta y vuelvo al paseo, repleto cada vez más de triatletas con sus medallas, incluso algunos acabando de ver la carrera sentados en las terrazas de los bares tomándose unas cervezas bien merecidas, y yo estoy muy cerca de conseguirlo. Paso cerca de mi familia que los perdí de vista en la transición, están cerca del desvío a meta y comienzan a animarme con locura, mi padre se acerca a chocarme la mano, mi madre, mis hijos y mi mujer gritan, se me pone la piel de gallina.

Avituallamiento y control de chip, en esta ocasión una persona de la organización me pregunta que cuantas vueltas me quedan, yo le respondo que aun dos más y me anima a no rendirme diciéndome que estará ahí para verme acabar. De regreso hacia el arco de meta mi hijo me espera, en esta ocasión es él quien decide acercarse a chocarme la mano, y como no, vuelvo a recibir un chute de moral increíble.

 
 
Ahora voy en busca de la siguiente goma de pelo, en el camino me encuentro con Sergio que ya acaba, nos deseamos suerte y al llegar al parque me paro un segundo a beber bien agua y bebida isotónica, algunos músculos empiezan a quejarse y no es plan de que empiecen los calambres, recojo la goma roja de la segunda vuelta y al pasar de nuevo por el avituallamiento recojo 2 piezas de plátano que devoro.

Paso por el paseo, ya son muchos los que han acabado, pero aun falto yo. Paso otra vez cerca de mi familia y mi padre me suelta un: "Que hu..... tienes!!!!", mi madre grita y Reme me mira, en ese momento le lanzo un beso, y le indico que todo marcha bien. Vuelvo a pasar por el control de chip, el chico de la organización me vuelve a preguntar, le respondo que ya solo queda una vuelta. Solo una vuelta, 7 km. y las piernas están mejor de lo esperado, miro el crono y no llevo un mal tiempo de carrera para tener hecho casi toda la prueba.

Hay más gente que ha acabado la carrera, que de los que estamos corriendo, pero eso no me desalienta, la medalla me está esperando como diría mi amigo Lucho, solo tengo que ir corriendo a cogerla, y eso voy a hacer. Les digo a los míos que se preparen que esto ya se acaba, bajo hacia el parque, paso el avituallamiento, recojo la goma negra que indica que llevo 3 vueltas y salgo hacia el paseo. Vuelvo a cruzarme con Sergio que ya va con su medalla colgada del cuello, me da ánimos y subo la cuesta que desemboca al paseo.

Por un momento pienso que esto se acaba y lo voy a conseguir, mi familia me da los últimos ánimos, de repente comienzo a ahogarme, tengo un nudo en el cuello, pero no me preocupa ya me ha pasado algunas veces, mi cuerpo empieza a celebrarlo y la emoción empaña por un segundo mis ojos, pero aun no se ha acabado, así que corro, dejo todas las fuerzas que tengo en mis pies. Paso por donde está el control y me despido del chico diciéndole que ya está, el me aplaude y chocamos las manos.

Corro.....no paro de correr, veo la meta, y veo que vienen corriendo hacia mí 3 medallas para acabar juntos la carrera. No me lo puedo creer, es la primera vez que entraremos los 4 juntos, ahora sí que me ahogo, pero me da igual, cojo la mano de mi mujer, la aprieto bien fuerte por miedo a que se arrepienta, mis hijos salen haciendo una carrera entre ellos, pero yo la miro a ella, sabe lo importante que es para mí que entre conmigo. Y entramos.... y aguanto todo lo que puedo para no emocionarme pero es imposible, unos metros después de pasar por la meta bajo la gorra y suelto toda la emoción, ya tengo un medio ironman!!!!.... somos medio ironman los 4!!!!, sin ellos imposible, mil gracias por ayudarme a cumplir mis sueños.


Mucho de lo que soy es por ellos, GRACIAS!!!
Lo conseguimos!!!
    


     

Mi mejor medalla.....esta foto!!!


SALUD Y KILOMETROS !!!








 


domingo, 29 de junio de 2014

Cumple-trail Feliz!!!

Quien me iba a decir hace unos años que me regalarían un dorsal para un medio maratón de montaña y para el mismo día de mi cumpleaños, y lo más difícil, que hace unos años este regalo me hiciese una ilusión tremenda.
 
Pues así fue, un día Juan me llamó para decirme que tenía dorsal para esa carrera, él y Félix me acompañarían en ese día. Para los 3 sería nuestro primer medio maratón de montaña, pero el que más nervioso estaba, sin duda, era Juan, así que le propuse acompañarlo durante la carrera, a parte Félix se encargaba de entrenar con él por las mañanas y yo por las noches frontal incluido por la Serralada de la Marina.
 
Con todo esto nos plantamos en mi 37 cumpleaños, día muy feliz para mi nada más empezar el día, besos y abrazos de los peques y mi mujer, en Facebook las primeras felicitaciones de amigos y a su vez otros amigos esperándome para ir a correr, pocas cosas más pueden mejorar el inicio de un día tan especial, pero si de algo somos capaces dentro del equipo, o hermandad como nos gusta decir, es que cada uno de nosotros tenemos la capacidad de sorprender al resto en cualquier momento y en este día no iba a ser menos, así que decidieron sorprenderme con camiseta nueva del equipo a estrenar en esta carrera.

Llegamos a Mataró, el aparcamiento cerca de las pistas de atletismo se hizo imposible, deseamos acabar bien la carrera o si no el regreso al coche sería bastante duro. Nos colocamos el dorsal y aprovechamos para ir tranquilos hasta la salida, comentando un poco lo que íbamos a hacer de inicio. Félix, que había ido días antes, nos explicó que en los primeros kilómetros intentásemos avanzar para evitar tapones en las primeras trialeras, él por su parte, iba a intentar meterse en el grupo de cabeza.
 
 
 
 
 
Llegan mis padres y me felicitan, charlamos un rato entre todos y nos hacemos una foto para inmortalizar el día. Comenzamos el calentamiento, que no dura más de 10 minutos, ya que la hora de salida se nos echa encima, como siempre.

Una vez colocados escuchamos de la organización que, aunque el nombre de la carrera es media maratón de montaña de Mataró, el recorrido es de 22,50 kms. información que alegra enormemente a Juan ( tono sarcástico).

Dan la salida y me despido de la familia. Los primero metros intentamos dejar atrás a la gente que vemos más lenta intentando llegar a la primera trialera con poca gente delante para evitar los temidos tapones. Pero es imposible, la gente comienza a andar en su mayoría, lo que impide que avancemos, lo más sorprendente es que al acabar la carrera Félix, que iba entre los primeros, nos contase que en ese tramo solo corrían los 2 primeros y que el resto se limitaba a andar.
 
 
 
 
 
He hecho muy pocas carreras de montaña, pero esto es algo que no logro comprender, no entiendo como la gente que va con la intención de pararse en el primer kilómetro se pone en los primeros puestos de la salida, parando a los que queremos correrla de principio a fin, y doy fe que no soy el único que lo piensa, mucha gente intentaba salirse fuera de la trialera para avanzar más deprisa. Una de las personas en las que me fijé, fue una chica que avanzaba a toda prisa, le comenté a Juan que en la manera de correr, el pelo negro y la tez morena, me recordaban a una corredora tarahumara, y con ese sobrenombre cariñoso se quedó.
 
Después de subir los 2 primeros kilómetros, vino una bajada larga aunque no muy pronunciada, pero llena de hojarasca y arboles que nos servían para sujetarnos ante un posible resbalón, al final un camino que había que cruzar dando un gran salto desde un corte bastante alto, en circunstancias normales me lo hubiese pensado, pero la inercia de la carrera te empujaba a hacerlo, y lo disfruté muchísimo, aunque esta no fue la única ocasión en la que pasaría una situación igual.
 
Seguimos varios kilómetros con un entorno increíble, abrazados y atrapados por arboles y arbustos, algo que se agradecía porque en algunos claros aparecía el sol y picaba un poco en la piel. En una de las pocos senderos llanos, uno de estos arboles quiso agarrarme el pie con una de sus raíces y me tiro al suelo, por suerte no me pasó nada, pero me hizo entender que no se podía perder la concentración, ni siquiera en un llano.
 
Llegamos a un avituallamiento y devoré varios trozos de sandía que me supieron a gloria. Al salir de allí nos cruzamos con nuestra "amiga" tarahumara que por primera vez la veo andar, me acerqué a ella y la animé a seguir corriendo, le dije que después de conseguir avanzar a mucha gente y que no era el momento de rendirse, aquellas palabras parecen ser la chispa que enciendan el motor de sus piernas y vuelva a correr.
 
Nos adentramos en el bosque, y sigo sorprendiéndome trepando como una cabra por empinadas cuestas, como consecuencia del entusiasmo dejo sin querer a Juan atrás lo que me lleva a hacer algo que considero está mal hecho y es el haber molestado para adelantar y luego pararme a esperar a Juan, molestando así al resto de corredores.
 
El recorrido es increíble y no deja de sorprenderme, pasamos por caminos estrechos que con un traspié nos llevarían a caer hacia un terraplén no muy hondo pero bastante pronunciado, volvemos a subir, pero en esta ocasión se hace difícil avanzar, aunque lo consigo dando pequeños saltos y poniendo alguna que otra vez las manos en tierra.
 
Siguiente avituallamiento, nos reencontramos con nuestra amiga que ya salía de él, nos ha tomado ventaja, pero no es ningún problema, simplemente es mera referencia y disfrutamos de la fruta, bebidas y frutos secos que nos ofrecen durante unos 5 minutos.
 
 
 
 
 
Reanudamos la marcha y justo al salir nos topamos con el fotógrafo de la carrera que nos hace una instantánea para inmortalizar el momento. Avanzamos por el sendero y volvemos a encontrarnos con una bajada tremenda, se escucha algún comentario de desaprobación, pero al final nos lanzamos y afrontamos el reto de la bajada, no acabamos de descender y ya vemos la próxima subida, unos metros más adelante nos aparece un perro suelto y sin dueño ni bozal. Ya nos había comentado Félix cuando vino a explorar el terreno que se encontró algún perro suelto y del nerviosismo que le provocaba que en la carrera alguno de ellos al ver gente corriendo se abalanzase jugando a algún corredor y eso provocase alguna caída, pero no fue así y el perro se limitó a observarnos, pasamos cerca de una verja donde se encontraban algunos perros más que nos animaban con sus ladridos.
 
Vamos en un grupo de unos 5/6 corredores y todos vamos a un buen ritmo, hay varios giros, subidas y bajadas con surcos en el centro que nos hacen estar con todos los sentidos alerta, la chica que va en cabeza de este grupo nos pregunta si la queremos adelantar, a lo que Juan y yo le respondemos que como quiera pero que vamos con las fuerzas justas y no tenemos ganas de pasarla y que la frenemos nosotros, así que continua en cabeza hasta llegar al siguiente avituallamiento.
 
Salimos después de un breve descanso y volvemos al bosque y volvemos a las bajadas, esta vez la misma chica de antes se aparta y nos deja pasar, a su vez  nos pregunta que si sabemos algo sobre lo que falta del recorrido, y le digo que no me gusta saber lo que me espera porque en mi caso disfruto más de la carrera.
 
Llegamos a una super cuesta, por donde baja un riachuelo de agua bastante sucia y con peor olor, pero la subida es tremenda entre rocas y arboles, al acabar el primer tramo pasamos por una zona de barro, donde un corredor se cae y se hace bastante daño, entre unos cuantos corredores intentamos auxiliarlo, lo levantamos y comienza a hacer pequeños estiramientos, nos da las gracias y nos pide que sigamos que él puede salir por su propio pie.
 
Después otra bajada terrible, pero en esta ocasión el que casi se cae soy yo, la situación de lo más normal en esa situación, un corredor que al intentar adelantarme y yo verlo tan cerca de mi, hace que me desequilibre y suerte de un tronco donde me pude agarrar y así poder evitar la caída, pero bueno no creo que se algo a tener en cuenta, sitio estrecho y todos bajando como si nos persiguiese el demonio, normal que estas cosas puedan suceder .
 
Volvemos a subir y creo que la peor cuesta de toda la carrera, casi nadie corría aunque todos hacíamos el intento, desde lo alto alguien de la organización gritando que nos acercamos a un avituallamiento y que esta es una de las últimas cuestas de la carrera, en esto que un corredor dice en broma que nos espera vasos de cerveza y un plato de patatas brava, y aquí la tontería del día no sé me ocurre otra cosa que seguirle la broma diciendo que entonces había que darlo todo y comienzo a saltar y a correr entre las piedras como alma desbocada y comienzan a darme unas rampas en los gemelos, lo que hace que vuelva al ritmo que estaba llevando. Al llegar al avituallamiento, estiro y sobretodo engullo la sandía fresca y bebo todo lo que puedo, estamos cerca del final y ahora lo que viene no tiene que ser muy complicado.
 
Salimos hacia arriba y pasamos por Can Bruguera y por un calle larga y como no empinada, pero nada que ver con lo que hemos pasado hasta ese momento, los gemelos protestan aunque se ha apaciguado bastante el tema de los calambres y ahora son las caderas las que me chirrían pidiendo que todo acabe cuanto antes, así que le digo a Juan que estos 2 kilómetros los tendrá que acabar solo y que me adelanto para no sobrecargar más todo mi cuerpo a un ritmo en el que esta sufriendo porque no es el suyo.
 
Dejo atrás la urbanización para adentrarme en los últimos kilómetros, comienzo a bajar y a los pocos metros una de esas bajadas bastante pronunciadas, alguien comenta que para la próxima vez se trae un trineo, pero como en todas las demás nos lanzamos con toda la precaución posible.
 
 
 
 
Volvemos a subir y aparezco en un merendero, la gente parece no extrañarle que cerca de las mesas y las barbacoas pasen tantos corredores, alguno seguramente pensó lo mismo que yo, que un avituallamiento cerca de las barbacoas con butifarras y trozos de carne tampoco hubiese estado mal. Me meto por un sendero y vuelvo a bajar, donde a pocos metros me encuentro a mi amiga y la felicito por la gran carrera que está haciendo, ella me pregunta por Juan y le comento que nos sigue a pocos metros pero que lo he tenido que dejar atrás, me despido de ella y comienzo a escuchar los altavoces de las pistas de atletismo. Acelero y disfruto de los últimos metros de una carrera que pienso incluir en mi calendario, no se puede describir todo lo que vi y disfruté por mucho que lo intente explicar por aquí, hay cosas que seguro que se me han pasado. 
 
Al final paro el crono en 2h 47´30", al llegar me entero de que Félix ha sufrido dos caídas bastante fuertes pero que ha conseguido acabar bien dentro de lo malo, al poco rato entra Juan. Me acerco para ver como está y todo normal, empezamos a estirar y seguimos hablando de una pequeña bomba que ha soltado en mi cabeza durante calentábamos por la mañana, la proposición parece firme y me sorprende aún más la reacción de mi mujer.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
La proposición no es otra que correr junto con Félix la ultramaratón de la Intermon Oxfam de 100 kilómetros para la primavera del 2015, la reacción de mi mujer es: Y donde es? Me quedo a cuadros porque entiendo que ella da por hecho que si puedo y me encuentro bien iré, pero mejor aun es que ella confía en que podré acabarla. Grandes cosas que tiene esto de correr ya iré contando.
 
 
 
 
SALUD Y KILOMETROS !!!

sábado, 7 de junio de 2014

Poseído por el demonio del running en L´Endimoniada

Para los que vivimos en Badalona sabemos de buena tinta la importancia que tiene el demonio en esta ciudad, y no porque se le venere, si no porqué es la figura principal en la fiesta mayor, donde se quema un demonio gigante, que cada año varía según la temática que se escoja y donde a los pies de este se le unen pequeños demonios de todos los colegios de Badalona hechos por los niños.

Supongo que debido a ese apego nació el nombre de esta carrera,  pero no descartaría el que hay que tener cierto grado de posesión demoniaca para animarte a hacerla, todo esto hay que entenderlo en el buen sentido. 

Lo primero es la distancia, son 18 km., entre los 10 km que suelen ser a las primeras carreras que se apunta un amateur y el medio maratón que suele ser el siguiente paso después de curtirse en las anteriores. Segundo se hace en la montaña con lo que eso conlleva y no una sencilla, sino la Coscollada de l'Amigó, o como la llamamos los que entrenamos por aquí, la subida al vigía, y eso solo es la mitad del recorrido, que después hay varias subidas de igual importancia aunque no tan largas,  ahora a esta coctelera le ponemos el ingrediente secreto y endiabladamente delicioso, hacerlo de noche, cuando el demonio está más activo.

Esta carrera siempre he querido hacerla, pero al igual que la cursa del Nassos (31 de diciembre), es difícil que yo pueda participar debido a su horario de tarde-noche que choca con mi horario de trabajo, pero este año sería posible pues coincidía con mi descanso, ahora solo me quedaba un escollo, y era el de conseguir uno de los 500 dorsales que pondrían a la venta, y lo conseguí.

Las semanas de preparación  fueron duras, sobretodo porqué no conseguía subir el tramo más duro sin pararme a mitad del camino y la intención era conseguirlo antes de la carrera. Combinaba muchos entrenamientos de montaña con alguno de asfalto, incluso hubo dos días seguidos con Félix de asfalto y montaña. Al final un día con el cielo tapado, solo y a un ritmo muy cómodo desde el principio conseguí subirlo sin parar. Aunque muy contento por mi hazaña, pensé que con descanso y entrenamientos más conservadores en la última semana,  no tendría muchos problemas, hasta que Paco decidió darse una vuelta por el recorrido y enviarme unas fotos de las bajadas que vendrían después del vigía. He de reconocer que me entraron algunas dudas, pero pensé que al llegar allí iría más despacio e intentaría controlar las bajadas.

El día de la carrera tuve que ir a aprender una línea de bus con mi hijo por la mañana, luego fuímos todos a comprar, comimos y nos relajamos viendo la televisión. Creo que fue la mejor manera de tener la cabeza distraída en las horas previas a la carrera.

Después de una buena sobremesa y una tarde sin movernos del sofá, me fuí preparando para salir hacia la meta. Al salir del parking suena en la radio la canción Happy de Farrell Williams, lo mejor que podía sonar en ese momento antes de la carrera y con la incógnita de que me depararía la noche.
 
 

 
 
En la línea de salida, recogida del dorsal y saludos a algunos amigos, entre ellos Toni de los Running Vigía y compañero de trabajo. También a Francisco, que conocí nadando con el grupo del restaurante el Pescador y me explicó como afrontar la primera bajada después del vigía. A la espera de que diesen la salida, se presentaron mis tíos que vinieron a darme su apoyo en esta carrera.
 
 



 
Me despido y salgo a calentar por la zona, en los primeros pasos notó una moléstia en el tobillo izquierdo, bajo la intensidad pero el dolor sigue sin irse, así que aprovecho los últimos minutos para estirar, aunque son escasos por aprovechar hasta el último minuto para calentar. Entro dentro del grupo de endemoniados y dan la salida en el monumento a Roca i Pi y justo al lado mi familia para darme los últimos ánimos, comienza la carrera.





 

Dejamos atrás la rambla y empezamos a subir por la calle Mercè, desde el inicio intentó buscar un ritmo cómodo y que me permita llegar lo más entero posible a la subida de la Coscollada de l'Amigó, ese es el reto. llegar hasta allí sin parar. Cruzamos la carretera nacional y entramos en la calle Eduard Fló, giramos a la izquierda por Vía Augusta y entramos por la derecha a la calle del Temple, pasamos por delante de la Iglesia de Santa María y nos metemos a la derecha en busca de la calle Sant Felip para cruzar por el puente de la autopista. Giramos a la derecha en la calle Jaume Passarell, primer respiro y unos metros de llano y al final una pequeña bajada para subir a la calle de la Font, una calle que se caracteriza por ser una zona habilitada para la práctica a los que corremos y para los que van en bici, pero que se usa para que los perros hagan sus necesidades y que algunos dueños irresponsables no recojan sus pertenencias y las ubiquen en un sitio que esté habilitado para ello, lo que significa una olor muy fuerte y el hallazgo de alguna de esas "joyas" en el camino que intentamos evitar.

Aparecemos en las cocheras de los autobuses de TUSGSAL , cruzamos la autopista y llegamos al parque de bomberos, donde nos esperan una gran representación de ellos y dos subidos a una grúa aplaudiendo y animando a todos los demonios que pasamos por debajo.

Entramos en la montaña por un pequeño descampado e iniciamos la subida en zig-zag a la cruz de Montigalá, en este punto sucede algo que me molesta un poco, aunque respeto lo que cada uno haga, pero considero que apuntarte a una carrera como esta y comenzar a andar en el km. 4 no es muy lógico y menos cuando te pones en posiciones bastante avanzadas como si fueses a ganar la carrera, cuando realmente no ha empezado lo fuerte de las subidas , y claro, eso conlleva los primeros tapones y que cuando uno adelante, un gracioso me llame superman. No soy ningún superman pero conozco mis limitaciones e intento no fastidiar con mi actitud y si veo que no puedo más y necesito andar más, me aparto del camino central para dar paso a los que van corriendo, no acaparo todo el carril para que nadie pase, es mi opinón.

Dejo atrás la cruz y aprovecho para descargar un poco las piernas en la bajada y aparezco en una pista de tierra bastante larga, este pequeño descanso me ha ido bien. Subimos a un pinar y enlazamos  con un sendero que nos lleva al mirador de Sant Jeroni.
 



 

Ahora se comienza a complicar la cosa, pasamos la cadena y comenzamos a subir el camino de Can Mas, la cuesta es empinada y aunque intento distraer la mente para que no piense en lo que viene, es inevitable que no paré de pensar que comienza un tramo que conozco muy bien y que es uno de los más duros del recorrido.

Escucho como un chico del grupo que viene detrás mío le dice al resto que intenten llevar un ritmo cómodo, a lo que le respondo que se conformen con llevar ritmo, lo que produce alguna risa. Salvo esta subida que se encadena con un tramo llano de unos 100 m. luego una subida por una trialera bastante dura donde las raíces de los árboles hacen de escalones improvisados, y por último una subida que me hace sufrir antes de llegar al tramo complicado. Dejo atrás la trialera y salgo a una pista que sube hasta la carretera de la Vallensana pero el descanso que me dan estos 50 m. de llano me parecen escasos para poder recuperar algo las piernas que comienzan a estar mermadas.

Cruzo la carretera y entro en la pista que me llevará a lo alto de la Coscollada de l'Amigó (torre vigía), 1,4 km. de subida sin descanso. La pista es ancha lo que favorece el adelantamiento, ahora lo más habitual a mi alrededor es gente andando, pero yo me he propuesto no parar así que a un ritmo lento pero seguro comienzo a avanzar corredores, algunos parecen molestos y un par de ellos hacen pequeños sprints para adelantarme, pero a los 50 m. vuelven a parar, al ver el resultado que obtengo con mi ritmo me afianzo en la manera de como lo estoy haciendo, al pasar el desvío que va hacia la fuente de l'Amigó toca subir un tramo muy corto pero muy duro, los cuádriceps me arden e intento no centrarme en eso, así que hecho mano de mi memória y empiezo a hacer el recorrido mentalmente de la línea de bus que aprendí por la mañana, recurso que me sirvió, aunque a veces era difícil mantener la concentración debido a la dureza de la subida. Pero llegué a la curva que indicaba que la torre estaba a tocar y que un pequeño llano serviría de descanso para mis piernas y afrontar los pocos metros que quedaban de subida, estoy tan feliz de haber llegado hasta aquí que ya no me acuerdo del cansancio y comienzo a subir el ritmo, veo la torre y debajo el avituallamiento. cargo energía y empiezo a bajar con algo de incertidumbre por no conocer el recorrido que viene ahora, de momento las piernas ya agradecen que sea bajada, y la mente se concentra en lo que está por venir, ahora los sentidos están alerta.
 


En las primeras zancadas voy bastante suelto y recuerdo las palabras de Francisco que me indicó bajar por el lado izquierdo para evitar una posible caída, la bajo sin problemas y sigo prácticamente solo a mi alrededor aunque noto un par de corredores detrás mio no a mucha distáncia. Vuelvo a bajar pero esta vez por una trialeras con bastantes socabones y alguna piedra suelta, alcanzo a algunos corredores y nos juntamos todos en la siguiente subida, consigo adelantar y los que me seguían están justo detrás mio, uno de ellos me dice " Vamos Javi que eres nuestra liebre" al principio pienso que son conocidos, pero caigo en la cuenta que en mi camiseta pone mi nombre. Esa palabras en parte me animan porque el ritmo que llevo no es muy fuerte pero es constante y eso me permite ir adelantando a algunos en las subidas, muy contento por eso, ya que los entrenos de las semanas anteriores han dado sus frutos.

Volvemos a bajar, ahora pasamos muy cerca de Can Ruti y aunque las vistas son increíbles, no puedo distraerme ni un segundo, el terreno vuelve a ser complicado y ya ha habido algunos corredores con torceduras y caídas. La bajada se vuelve más empinada y casi no puedo controlar mis piernas, frenar es una tarea durísima y los cuadriceps se resienten en cada intento. De repente me encuentro en un borde altísimo, lo único que puedo hacer es saltar sin pensar, con la esperanza que en el aterrizaje no me lleve a besar el suelo o algo peor. Toco el suelo y mantengo el equilibrio, pero las caderas se quejan en el impacto, nada que no subsane con un par de zancadas más relajadas, el dolor se va pasando e intento recuperar mi ritmo.
 


 
 
Ahora intento relajarme, ya se que estoy acabando y no quiero cometer errores. Le comento al que me sigue que me adelante si quiere que yo trabajo al día siguiente y no quiero agotarme más de lo necesario y la verdad es que las fuerzas ya empiezan a escasear, charlamos un poco y descubro que había trabajado en los autobuses, luego comentamos un poco la carrera y me despido de él. 

Paso por delante del trabajo, miro a ver si reconozco a algún compañero que esté parado por el corte de la carrera pero no veo a nadie. Vuelvo a bajar por Font, cruzo el puente de la autopista y llego a la iglesia de Santa María, la animación en esta zona ha bajado de intensidad, nada que ver con lo que sucede unos metros más adelante. La calle del Mar esta a rebosar de gente, aplaudiendo y gritando, una sonrisa se dibuja en mi cara, estoy acabando una carrera dura pero  muy disfrutada, no sabia que se podía disfrutar tanto de la montaña y de noche.

Veo a Reme y a mis peques, Ainoa se lanza esta vez a cogerme la mano y llegar a la meta juntos, paramos el crono en 1h 50´06". Lo peor viene después, cola para el avituallamiento y lo malo no es eso, lo peor es la gente que se cuela y no sabe esperar su turno, lástima que el deporte no les sirva a algunos para formarse como personas e infundirles valores como honestidad, humildad y buen comportamiento, aunque eso no empañara un carrera genial y que me encantaría volver a repetir.
 
 


 

SALUD Y KILOMETROS !!!