sábado, 7 de junio de 2014

Poseído por el demonio del running en L´Endimoniada

Para los que vivimos en Badalona sabemos de buena tinta la importancia que tiene el demonio en esta ciudad, y no porque se le venere, si no porqué es la figura principal en la fiesta mayor, donde se quema un demonio gigante, que cada año varía según la temática que se escoja y donde a los pies de este se le unen pequeños demonios de todos los colegios de Badalona hechos por los niños.

Supongo que debido a ese apego nació el nombre de esta carrera,  pero no descartaría el que hay que tener cierto grado de posesión demoniaca para animarte a hacerla, todo esto hay que entenderlo en el buen sentido. 

Lo primero es la distancia, son 18 km., entre los 10 km que suelen ser a las primeras carreras que se apunta un amateur y el medio maratón que suele ser el siguiente paso después de curtirse en las anteriores. Segundo se hace en la montaña con lo que eso conlleva y no una sencilla, sino la Coscollada de l'Amigó, o como la llamamos los que entrenamos por aquí, la subida al vigía, y eso solo es la mitad del recorrido, que después hay varias subidas de igual importancia aunque no tan largas,  ahora a esta coctelera le ponemos el ingrediente secreto y endiabladamente delicioso, hacerlo de noche, cuando el demonio está más activo.

Esta carrera siempre he querido hacerla, pero al igual que la cursa del Nassos (31 de diciembre), es difícil que yo pueda participar debido a su horario de tarde-noche que choca con mi horario de trabajo, pero este año sería posible pues coincidía con mi descanso, ahora solo me quedaba un escollo, y era el de conseguir uno de los 500 dorsales que pondrían a la venta, y lo conseguí.

Las semanas de preparación  fueron duras, sobretodo porqué no conseguía subir el tramo más duro sin pararme a mitad del camino y la intención era conseguirlo antes de la carrera. Combinaba muchos entrenamientos de montaña con alguno de asfalto, incluso hubo dos días seguidos con Félix de asfalto y montaña. Al final un día con el cielo tapado, solo y a un ritmo muy cómodo desde el principio conseguí subirlo sin parar. Aunque muy contento por mi hazaña, pensé que con descanso y entrenamientos más conservadores en la última semana,  no tendría muchos problemas, hasta que Paco decidió darse una vuelta por el recorrido y enviarme unas fotos de las bajadas que vendrían después del vigía. He de reconocer que me entraron algunas dudas, pero pensé que al llegar allí iría más despacio e intentaría controlar las bajadas.

El día de la carrera tuve que ir a aprender una línea de bus con mi hijo por la mañana, luego fuímos todos a comprar, comimos y nos relajamos viendo la televisión. Creo que fue la mejor manera de tener la cabeza distraída en las horas previas a la carrera.

Después de una buena sobremesa y una tarde sin movernos del sofá, me fuí preparando para salir hacia la meta. Al salir del parking suena en la radio la canción Happy de Farrell Williams, lo mejor que podía sonar en ese momento antes de la carrera y con la incógnita de que me depararía la noche.
 
 

 
 
En la línea de salida, recogida del dorsal y saludos a algunos amigos, entre ellos Toni de los Running Vigía y compañero de trabajo. También a Francisco, que conocí nadando con el grupo del restaurante el Pescador y me explicó como afrontar la primera bajada después del vigía. A la espera de que diesen la salida, se presentaron mis tíos que vinieron a darme su apoyo en esta carrera.
 
 



 
Me despido y salgo a calentar por la zona, en los primeros pasos notó una moléstia en el tobillo izquierdo, bajo la intensidad pero el dolor sigue sin irse, así que aprovecho los últimos minutos para estirar, aunque son escasos por aprovechar hasta el último minuto para calentar. Entro dentro del grupo de endemoniados y dan la salida en el monumento a Roca i Pi y justo al lado mi familia para darme los últimos ánimos, comienza la carrera.





 

Dejamos atrás la rambla y empezamos a subir por la calle Mercè, desde el inicio intentó buscar un ritmo cómodo y que me permita llegar lo más entero posible a la subida de la Coscollada de l'Amigó, ese es el reto. llegar hasta allí sin parar. Cruzamos la carretera nacional y entramos en la calle Eduard Fló, giramos a la izquierda por Vía Augusta y entramos por la derecha a la calle del Temple, pasamos por delante de la Iglesia de Santa María y nos metemos a la derecha en busca de la calle Sant Felip para cruzar por el puente de la autopista. Giramos a la derecha en la calle Jaume Passarell, primer respiro y unos metros de llano y al final una pequeña bajada para subir a la calle de la Font, una calle que se caracteriza por ser una zona habilitada para la práctica a los que corremos y para los que van en bici, pero que se usa para que los perros hagan sus necesidades y que algunos dueños irresponsables no recojan sus pertenencias y las ubiquen en un sitio que esté habilitado para ello, lo que significa una olor muy fuerte y el hallazgo de alguna de esas "joyas" en el camino que intentamos evitar.

Aparecemos en las cocheras de los autobuses de TUSGSAL , cruzamos la autopista y llegamos al parque de bomberos, donde nos esperan una gran representación de ellos y dos subidos a una grúa aplaudiendo y animando a todos los demonios que pasamos por debajo.

Entramos en la montaña por un pequeño descampado e iniciamos la subida en zig-zag a la cruz de Montigalá, en este punto sucede algo que me molesta un poco, aunque respeto lo que cada uno haga, pero considero que apuntarte a una carrera como esta y comenzar a andar en el km. 4 no es muy lógico y menos cuando te pones en posiciones bastante avanzadas como si fueses a ganar la carrera, cuando realmente no ha empezado lo fuerte de las subidas , y claro, eso conlleva los primeros tapones y que cuando uno adelante, un gracioso me llame superman. No soy ningún superman pero conozco mis limitaciones e intento no fastidiar con mi actitud y si veo que no puedo más y necesito andar más, me aparto del camino central para dar paso a los que van corriendo, no acaparo todo el carril para que nadie pase, es mi opinón.

Dejo atrás la cruz y aprovecho para descargar un poco las piernas en la bajada y aparezco en una pista de tierra bastante larga, este pequeño descanso me ha ido bien. Subimos a un pinar y enlazamos  con un sendero que nos lleva al mirador de Sant Jeroni.
 



 

Ahora se comienza a complicar la cosa, pasamos la cadena y comenzamos a subir el camino de Can Mas, la cuesta es empinada y aunque intento distraer la mente para que no piense en lo que viene, es inevitable que no paré de pensar que comienza un tramo que conozco muy bien y que es uno de los más duros del recorrido.

Escucho como un chico del grupo que viene detrás mío le dice al resto que intenten llevar un ritmo cómodo, a lo que le respondo que se conformen con llevar ritmo, lo que produce alguna risa. Salvo esta subida que se encadena con un tramo llano de unos 100 m. luego una subida por una trialera bastante dura donde las raíces de los árboles hacen de escalones improvisados, y por último una subida que me hace sufrir antes de llegar al tramo complicado. Dejo atrás la trialera y salgo a una pista que sube hasta la carretera de la Vallensana pero el descanso que me dan estos 50 m. de llano me parecen escasos para poder recuperar algo las piernas que comienzan a estar mermadas.

Cruzo la carretera y entro en la pista que me llevará a lo alto de la Coscollada de l'Amigó (torre vigía), 1,4 km. de subida sin descanso. La pista es ancha lo que favorece el adelantamiento, ahora lo más habitual a mi alrededor es gente andando, pero yo me he propuesto no parar así que a un ritmo lento pero seguro comienzo a avanzar corredores, algunos parecen molestos y un par de ellos hacen pequeños sprints para adelantarme, pero a los 50 m. vuelven a parar, al ver el resultado que obtengo con mi ritmo me afianzo en la manera de como lo estoy haciendo, al pasar el desvío que va hacia la fuente de l'Amigó toca subir un tramo muy corto pero muy duro, los cuádriceps me arden e intento no centrarme en eso, así que hecho mano de mi memória y empiezo a hacer el recorrido mentalmente de la línea de bus que aprendí por la mañana, recurso que me sirvió, aunque a veces era difícil mantener la concentración debido a la dureza de la subida. Pero llegué a la curva que indicaba que la torre estaba a tocar y que un pequeño llano serviría de descanso para mis piernas y afrontar los pocos metros que quedaban de subida, estoy tan feliz de haber llegado hasta aquí que ya no me acuerdo del cansancio y comienzo a subir el ritmo, veo la torre y debajo el avituallamiento. cargo energía y empiezo a bajar con algo de incertidumbre por no conocer el recorrido que viene ahora, de momento las piernas ya agradecen que sea bajada, y la mente se concentra en lo que está por venir, ahora los sentidos están alerta.
 


En las primeras zancadas voy bastante suelto y recuerdo las palabras de Francisco que me indicó bajar por el lado izquierdo para evitar una posible caída, la bajo sin problemas y sigo prácticamente solo a mi alrededor aunque noto un par de corredores detrás mio no a mucha distáncia. Vuelvo a bajar pero esta vez por una trialeras con bastantes socabones y alguna piedra suelta, alcanzo a algunos corredores y nos juntamos todos en la siguiente subida, consigo adelantar y los que me seguían están justo detrás mio, uno de ellos me dice " Vamos Javi que eres nuestra liebre" al principio pienso que son conocidos, pero caigo en la cuenta que en mi camiseta pone mi nombre. Esa palabras en parte me animan porque el ritmo que llevo no es muy fuerte pero es constante y eso me permite ir adelantando a algunos en las subidas, muy contento por eso, ya que los entrenos de las semanas anteriores han dado sus frutos.

Volvemos a bajar, ahora pasamos muy cerca de Can Ruti y aunque las vistas son increíbles, no puedo distraerme ni un segundo, el terreno vuelve a ser complicado y ya ha habido algunos corredores con torceduras y caídas. La bajada se vuelve más empinada y casi no puedo controlar mis piernas, frenar es una tarea durísima y los cuadriceps se resienten en cada intento. De repente me encuentro en un borde altísimo, lo único que puedo hacer es saltar sin pensar, con la esperanza que en el aterrizaje no me lleve a besar el suelo o algo peor. Toco el suelo y mantengo el equilibrio, pero las caderas se quejan en el impacto, nada que no subsane con un par de zancadas más relajadas, el dolor se va pasando e intento recuperar mi ritmo.
 


 
 
Ahora intento relajarme, ya se que estoy acabando y no quiero cometer errores. Le comento al que me sigue que me adelante si quiere que yo trabajo al día siguiente y no quiero agotarme más de lo necesario y la verdad es que las fuerzas ya empiezan a escasear, charlamos un poco y descubro que había trabajado en los autobuses, luego comentamos un poco la carrera y me despido de él. 

Paso por delante del trabajo, miro a ver si reconozco a algún compañero que esté parado por el corte de la carrera pero no veo a nadie. Vuelvo a bajar por Font, cruzo el puente de la autopista y llego a la iglesia de Santa María, la animación en esta zona ha bajado de intensidad, nada que ver con lo que sucede unos metros más adelante. La calle del Mar esta a rebosar de gente, aplaudiendo y gritando, una sonrisa se dibuja en mi cara, estoy acabando una carrera dura pero  muy disfrutada, no sabia que se podía disfrutar tanto de la montaña y de noche.

Veo a Reme y a mis peques, Ainoa se lanza esta vez a cogerme la mano y llegar a la meta juntos, paramos el crono en 1h 50´06". Lo peor viene después, cola para el avituallamiento y lo malo no es eso, lo peor es la gente que se cuela y no sabe esperar su turno, lástima que el deporte no les sirva a algunos para formarse como personas e infundirles valores como honestidad, humildad y buen comportamiento, aunque eso no empañara un carrera genial y que me encantaría volver a repetir.
 
 


 

SALUD Y KILOMETROS !!!

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