jueves, 27 de noviembre de 2014

Premià desde las alturas

Últimamente le he encontrado cierto gusto ir a entrenar a la montaña, así que cuando Juan propuso que nos apuntáramos a la media de montaña de Premià, nos apuntamos todos sin dudarlo.
En las semanas previas, decido ponerme a prueba para ver a que nivel estoy después del medio ironman, y el resultado es bastante satisfactorio, incluso mejor de lo esperado en el tema montaña, pero me llevé una grata sorpresa en velocidad, días antes realizo 2 series de 5 km y en una bajé los 20´ y en la otra los supero por poco, así que no puedo llegar con mejores sensaciones.
Quedamos temprano todos, excepto Silver, que en esta ocasión no nos podrá acompañar ya que ha vuelto a recaer de su lesión, en su lugar nos acompaña Pascual, un amigo de Félix. Una vez en Premià y con algún que otro problemilla para encontrar la salida, nos acercamos a una cafetería muy cerca de la salida, antes de entrar nos encontramos con un compañero y amigo, Chus, con el que tuve el privilegio de ir a entrenar a Collserola y por donde me llevó por lugares bastante durillos, entonces entendí de donde venían los buenos resultados que suele hacer en las carreras de montaña. Después de charlar un rato y comentar lo duro de algunos tramos de esta carrera, me recomienda tranquilidad y que la disfrute.
Entramos en la cafetería, pasamos el tiempo entre cafés e idas y venidas al trono de los campeones, mientras tanto, Paco, que se encargó el día anterior de ir a la Expo, hace el reparto de bolsas de corredor y dorsales, que nos colocamos al momento. Como curiosidad en este dorsal viene la altimetría, impresa al revés según se ve de frente, pero que el corredor la puede ir consultando sin problemas en el transcurso de la carrera ( eso lo sé ahora, en su momento, creía que era un error de imprenta).
Félix nos propone salir afuera para hacernos una foto de equipo con la banderola que estrenamos en el maratón de Valencia, con el gran Silver. Comenzamos a prepararnos y nos quitamos el chándal, por megafonía anuncian que en breve saldrán los corredores del maratón, así que nos queda poco tiempo para calentar, los siguientes seremos nosotros.


Después de calentar un poco, nos colocamos en los primeros puestos de salida, la intención es ir Pascual, Félix y yo juntos de inicio intentando evitar a posibles corredores más lentos y que más adelante nos puedan entorpecer, Paco y Juan deciden quedarse un poco más rezagados y coger un ritmo más tranquilo.
Salgo disparado intentando seguir a Félix, de hecho lo consigo durante el tramo que transcurre por suelo urbano pero en cuanto llegamos a la primera rampa, me doy cuenta que, de seguir así no acabaré la carrera, Félix se gira y le hago un gesto con la mano para que no me esperen..


Ahora mucho más tranquilo y  menos acelerado, intento recuperar el aliento, bajar pulsaciones y volver a tener un buen ritmo, pero las condiciones de carrera no son las más idóneas, la subida es bastante dura y en alguna ocasión decido andar unos segundos para ir recuperándome. Pienso que me está pasando factura el haber intentado ir más rápido de inicio y las series que realicé el jueves (la mayoría del tiempo por debajo de 4 minutos el kilómetro).

La subida se me hace eterna después de los 2 primeros kilómetros pero aún me quedan 3 para el primer avituallamiento, comienzo a no disfrutar de la carrera, en estos km. apenas hay tregua y prácticamente no paramos de subir. Después de este duro examen, aprobado por los pelos, llego al avituallamiento, que aparece como un oasis en el desierto, decido tomarme unos segundos de descanso, para hidratarme bien y comer algo.

Como si de un ave Fénix se tratase, intento resurgir de mis cenizas y encontrarme de nuevo bien, de momento las condiciones han mejorado y el pequeño parón junto con el descanso, hacen que recupere bastantes fuerzas y me lanzo de nuevo a la carrera.

Comienzo a bajar por pista, que se va alternando con trialeras y algún que otro embotellamiento en las bajadas, pero dura muy poco al llegar a la falda de la que creo que fue la subida más dura, desde abajo se ven unas cuestas en zig-zag y los corredores avanzan lentamente, como si corrieran encima de arenas movedizas, al empezar la subida entiendo el por qué. Las rampas son bastante duras y aunque las piernas me queman, no dejo de puntear, a veces resulta difícil por la cantidad de piedras sueltas que no me permiten posicionar bien el pie y consiguen que tenga algún que otro pequeño resbalón, aun así me sorprendo al subir sin parar.

Al llegar arriba, recompensa, otro avituallamiento en el que paro lo justamente necesario, y vuelvo a la carrera, encarando una pista que dura muy poco. Veo a un padre con su hijo, que ejercen de voluntarios, indicándome el desvío que debo tomar, me advierten que hay una rama baja y que tenga cuidado al entrar, pero no me agaché lo suficiente, y como si de Puyol se tratase, le doy un buen testarazo y aunque me hice daño, seguí como si no pasase nada, pues lo que vi al meterme en este camino me hizo olvidarme del golpe. La subida era espectacular llena de piedras enormes por donde tenía que trepar y por donde le seguía un camino estrecho con alguna que otra raíz, y aunque pasé alguna dificultad, disfruté intentando sacar lo mejor de mí.


Al salir de aquí llego a un camino donde hay varías vayas a ambos lados, de lo que parece, es una granja donde se cuida algún tipo de ganado pero no adivino cual. En este punto coincidimos con los corredores de las otras distancias, después de un rato, entramos por un sendero donde veo gente que viene en sentido contrario corriendo. Nos hacen bajar por una trialera que es bastante exigente, en mi cabeza solo pienso que donde está el regreso por donde se coincidía con los corredores que habíamos dejado atrás, pero no hacemos más que bajar.

Cuando por fin llego abajo, me encuentro a bastante gente animando, pero entre todos ellos destaca uno justo donde empieza la subida, se trata de un hombre que agita de manera feroz, un cencerro animando y chillando para subir el ánimo de todos los que pasamos por ese punto. Si con eso no fuese suficiente unos metros más adelante me encuentro un avituallamiento poco usual, el puesto en concreto estaba encabezado por una legión de donuts, croissants de chocolate y pastas varias, en formación y en perfecto estado de revista, si en vez de agua hubiese encontrado café, hubiese hecho el avituallamiento más largo de la historia.

Después de esta alegría, en la que hubo un pequeño conflicto interno entre cabeza y estómago, retomo la subida que transcurre por un sendero bastante agrietado, que después de un largo trecho desemboca donde veía a los corredores en dirección contraria, me giro por si veo a Juan o a Paco, pero es imposible debido a los arbustos que no dejan ver con claridad.

Vuelvo a descender y con mis intentos de ir recuperándome poco a poco. Los voluntarios con los que me voy cruzando, van indicando que el final está cerca, miro el dorsal y la altimetría marca que después de este tramo de bajada se acerca el último ascenso.

Aparezco en un tramo de pista, y a lo lejos veo una ambulancia, al pasar a su lado no observo a ningún corredor. El tramo por donde corremos no entraña ninguna dificultad, pero las piernas ya están pesadas y es de agradecer este último avituallamiento. Una vez aquí, se que lo que viene es todo descenso y que no tengo que perder la concentración, pero menudo descenso, las piernas en algunos tramos van solas, incluso en una ocasión me desvío de la trayectoria de una curva y tengo que volver sobre mis pasos para volver a la carrera. El suelo es bastante rocoso y extremo la precaución para no caer.

Comienzo a pasar algunos voluntarios, que van indicando los últimos desvíos y con una sonrisa diciendo que el final está cerca. Casi sin darme cuenta paso de la tierra al asfalto y me sucede algo imprevisible, por explicarlo lo más sencillo posible, los pies se me agarrotan al tocar el asfalto, de una manera más gráfica los dedos querían tocar el talón, la verdad es que fue una sensación bastante desagradable y que nunca me había sucedido. En un primer momento no sé como reaccionar, no sé si parar y estirar o continuar, pero uno de los voluntarios que hay cerca me resuelve rápido las dudas al grito de " NO PARES !!! ", aquello me hizo sobreponerme un poco y recuperar el paso para poder seguir.


Voy girando por el entramado de calles y paso por delante de la salida, el sonido de la música y la voz del speaker son cada vez más fuertes, el final está cerca pero antes hay que bajar por unas escalerillas y salir a la cuesta que lleva a meta. Saludo a mi mujer, ninguno de los peques sale esta vez para acabar los últimos metros, también veo a Félix y Pascual que ya han llegado. Acabo soltando un grito y para el crono en 2h 26´.



Poco a poco van entrando corredores y el siguiente en entrar es Juan, también se ve cansado pero satisfecho y minutos más tarde pero con una sonrisa de oreja a oreja entra Paco, su cara refleja la felicidad del trabajo bien hecho.

Después de un día genial, toca reunión de todo el grupo para explicarnos anécdotas y pasar un buen rato, que como siempre se hace corto.



SALUD Y KILÓMETROS !!!