domingo, 17 de noviembre de 2013

Maratón de Valencia, la unión de un grupo

Todas los maratones que he hecho han tenido algo bonito por lo que recordarlos. Acabar el primero rodeado de mi familia, mujer e hijos, dedicárselo con una camiseta y llegar a meta agarrado por mi hija creo que no tiene precio y es el único maratón irrepetible. El segundo por correrlo en Barcelona cerca de casa. El tercero ir a Madrid y planificar el fin de semana para visitar la ciudad, montar en AVE y correr el maratón por una ciudad que no conocía y acompañado de un gran amigo, durante los 12 últimos kilómetros. El cuarto volvió a ser Barcelona, con Félix haciendo su primer maratón y yo bajando mi tiempo y pararlo en 3h 20´. El quinto en Empúries frío, viento y algo de lluvia pero lo hice al mes siguiente de Barcelona y con buenas sensaciones al acabar.

Y ahora me enfrentaba a mi sexto maratón, este también iba a ser especial, tenía un trozo de cada uno de los anteriores. Sería en otra ciudad, Valencia, a un mes de hacer mi primer triatlón, rodeado de mi mujer e hijos, y con amigos que harían su primer maratón. Pero había otra cosa que la haría brillar y es que no eran unos amigos cualquiera, eran esos amigos que una noche de verano decidirían acompañarme a entrenar a las 0:00 de la noche y que con los que al poco tiempo montamos un grupo de running, Run & Friends. Esta vez los 4 correríamos juntos otra vez, pero no cualquier distancia, si no la madre de todas las distancias, 42 km. 195 m.

Los preparativos los hicimos durante el verano, pero a medida que se iba acercando la fecha, los nervios hacían acto de presencia, Félix quería acercar su crono a las 3 h. en maratón algo que a cualquiera, solo con el hecho de pensarlo, ya le puede poner nervioso, además al igual que yo venía de hacer el triatlón de Barcelona. Yo no iba con intención de hacer tiempo pero un maratón siempre te pone nervioso, como he leído y oído alguna vez, es algo que preparas durante mucho tiempo y todo tiene que salir perfecto para ese día en concreto, y claro muchas veces eso no ocurre. Pero los que más nerviosos estaban era Paco y Silver, su primer maratón, creo que ya está todo dicho, quien ha hecho alguna vez alguno ya sabe lo que se pasa, todo entreno es poco y siempre está la duda de que no llegarás.

Semanas antes hablé con mi amigazo y gurú del running, Lucho Runner, para preparar algunas sorpresas que a ellos les encantaría ya que le seguían igual que yo por las redes sociales y por ver sus vídeos de motivación para runners, cual fue la sorpresa de ellos cuando una noche se conectó a nuestro grupo de Whatsapp y se puso a hablar con ellos. Al día siguiente salimos a correr y su cara lo decía todo, les encantó hablar con él y les reforzó para este último tramo de entrenamientos, nunca agradeceré lo suficiente a Lucho la ayuda que me brinda siempre que se lo pido, es un gran amigo.

A pocos días de salir hacia Valencia, una mala noticia, Paco se lesiona y peligra su participación, ya parece que las cosas no saldrán como queríamos. Está cerca de 2 semanas en reposo casi absoluto y  sin entrenar los últimos días, imagino por lo que esta pasando y entre todos intentamos animarle, los entrenos fuertes ya los tiene hechos así que con eso creemos que puede afrontar el maratón sin problemas.

El viernes sale Félix dirección Valencia, ya ese día no paro de pensar en el fin de semana que nos espera, si todo sale bien puede convertirse en algo inolvidable para todos, de momento Paco parece estar bien, o eso es lo que nos dice y Silver...... bueno está como las motos, parece un niño pequeño en la noche de reyes.

Sábado salimos temprano de casa, ya no puedo esperar más, el viaje no será muy largo y Félix nos espera para almorzar con sus amigos Marga y Toni, así que cogemos carretera y manta dirección Valencia. Paco y Silver deciden salir un poco más tarde y quedamos para comer toda la tropa, pero esta vez todos juntos y a menos de 24 h. del gran día.

Llegamos a Valencia y Félix ya nos espera en la puerta del hotel Itaca Cónsul del Mar, dejamos las maletas y vamos a dar un bocado cerca de allí, después nos separamos y quedamos en juntarnos otra vez a la hora de comer cuando llegue el resto del grupo. Mi mujer, mis hijos y yo nos vamos a dar un paseo por la zona de salida y llegada del maratón, un lugar espectacular y que conocemos bien, es raro el año que no bajamos a Valencia para visitar La Ciudad de las Artes y las Ciencias, al ver la pasarela por la que en principio tengo que entrar a meta me da un vuelco el corazón, pensar que pasaremos por encima del agua, es algo curioso y uno de los atractivos de este maratón.






Regresamos de la Expo sin recoger el dorsal para realizarlo todo el grupo juntos por la tarde, así que nos reunimos en el hotel y nos fuimos a comer con unos amigos de Félix, a un pueblo de Valencia que se llama Meliana, concretamente al restaurante Ca Xoret, donde nos hicieron un arroz típico valenciano, que estaba buenísimo, nada mejor para llenar las reservas para el maratón.



La comida estuvo increíble y el rato que pasamos juntos fue genial e irrepetible, hicimos nuevas amistades e imaginamos como sería la carrera al día siguiente, amenizándolo con unas risas y anécdotas de los entrenamientos, pero en la cabeza de todos estaban las ganas de ir a por los dorsales. 

Después del postre, que estaba increíble, hicimos una visita a la exposición que el dueño tenía en un local justo delante del restaurante, había montado un Belén extraordinario que ocupaba todo el local, es algo que uno no debería perderse si va, todas las piezas estaban hechas a mano.

Salimos de allí en dirección a la Feria del corredor, y al llegar el bullicio era increíble, fue un error el esperar a la tarde para ir a recoger los dorsales y el problema no fue solo ese, nos quedamos sin camisetas de nuestra talla. Al salir de allí Félix y yo desplegamos una sorpresa para Paco y Silver, nuestra propia banderola para momentos y carreras tan importantes como esta.



Después de estar un buen rato allí, decidimos irnos para el hotel, allí tenía otra sorpresa para mis amigos que no se esperaban, pero al pasar por el Hotel Barceló identificamos a alguien que se tomaba algo en el restaurante del hotel, Chema Martínez. Decidimos entrar y pedirle una foto, pero al principio fue difícil por el "atraco" que suponía hacer levantar a alguien de una conversación privada y molestarle para dedicarnos un momento, suerte que la mujer de Paco decidió dar un paso adelante y preguntárselo. El momento fue genial y Chema como persona, fue súper simpático con nosotros y no le importó hacerse esa foto.



Al llegar al hotel, con la alegría de haber conocido a Chema Martínez, realice las gestiones para esa sorpresa que les tenía a Paco y a Silver, contacté con Lucho a través de Skype, los ojos de Silver al hablar con él fueron de incredulidad y  de asombro, luego le pasé el teléfono a Paco, pero él ya sabía quien era aunque la sorpresa no fuese tan grande, las ganas de hablar con él eran muy grandes.

Cenamos en un restaurante cerca del hotel y allí se nos unió un amigo argentino, Eugenio Altrecht, al que le di su dorsal. Se  lo recogí por que su vuelo no llegaba a tiempo y se vino a cenar con nosotros, la velada fue genial. Volvimos al hotel y Félix y yo decidimos darnos un chapuzón en la piscina del hotel, para refrescar las piernas de cara al maratón.

Me levanto a las 5:00 y empezamos a enviarnos mensajes para ir despertando a algún dormilón. Desayuno en el baño del hotel y comienzo a vestirme, mientras mi mujer prepara la mochila y los niños se van vistiendo. Nos reunimos todos en la cafetería del hotel para que los demás acaben de desayunar, vamos preparando el dorsal y acabamos de meter los geles en el cinturón.

Salimos del hotel camino de la salida, los nervios hacen acto de presencia, pero el día al final es soleado con algo de aire, nada comparado con el frío y viento del día anterior. Nos despedimos de la família y amigos y nos colocamos dentro de los cajones de salida.
 
 
Paco, Silver, yo y Félix

Llegó el gran momento, dan la salida, chocamos las manos y comienza el maratón. El puente de Monteolivet está a rebosar, ríos de gente lo inundan en ambos sentidos, los que van por la izquierda para realizar un 10 km y los de la derecha para cumplir un sueño de 42 km 195 m.

 


El ánimo de la gente en la salida es increíble, pero lo que empiezo a buscar es el ánimo de los míos y estos hasta que no pasemos el puente no estarán para dar sus primeros gritos de aliento. Justo al girar a la derecha, cerca de una parada de bus los encuentro.
 
De derecha a izquierda, Silver, Paco y yo
 
Todo parece ir normal e intento tranquilizar a mis amigos desde el inicio, pero supongo que al ser su primer maratón nada de lo que digo les sirve de nada, me acuerdo cuando hice el primero y constantemente me hacia un chequeo mental de como estaba mi cuerpo, así que evidentemente no creo que me escuchen. Y entre el kilometro 3 y 4, Silver nos da un aviso que nos alarma, tiene dolor en su pierna derecha y cree que se ha roto, intentamos tranquilizarlo y viendo lo rígido que corre nos damos cuenta de que el problema puede ser ese, los nervios hacen que corra de una manera extraña y casi forzada, le hacemos entender que tiene que relajarse y posiblemente haya sido un pinchazo debido a la manera de correr.
 
Durante los siguientes kilómetros no paramos de preguntarle, hasta que vemos que no solo se ha recuperado del susto, si no que corre enérgico y con una sonrisa que hace relajarme, pues veo que ahora está más tranquilo, incluso se permite hacer alguna locura como girarse y correr marcha atrás, preguntándonos como íbamos.
 
Todo transcurre con normalidad, la animación en general ha bajado un poco de intensidad y nos preguntamos como irá Félix, sabemos que los entrenamientos que hace y el ritmo que lleva en ellos son increíbles pero a veces en un maratón puede fallar algo y dar al traste con todo lo que has hecho.
 
Pasamos por el avituallamiento del kilómetro 10 en la Avinguda Blasco Ibáñez y un par de kilómetros más adelante nos esperan con un camión y una manguera para refrescar a todos los que quieran pasar por debajo. Luego casualidades de la vida, Silver, se encuentra a 2 hombres mayores que conoció en los 10k de Castelldefels.
 
Seguimos por la Ronda del Nord giramos en la glorieta para coger la calle Alfahuir, nos falta 1 km, para el siguiente avituallamiento y el ritmo es bastante bueno y conservador a 5´45"-5´50", aunque Silver va tan animado que va delante como si fuese un caballo tirando de una cuadriga, la recuperación es evidente y la alegría que desprende se contagia.
 
Pero llego el fatídico kilómetro 17-18, lo recuerdo como cuando uno esta en un sueño y de repente todo se torna de un color oscuro, en la glorieta Paco nos dice " Seguir vosotros, el maratón ya se a acabado para mí" en ese momento me costó reaccionar, pero después de hablar con él tuve claro que no hablaba en broma. El jueves había recaído de la lesión y después de ir al físio y decirle que no corriese el maratón que no lo acabaría, él decidió comprobar hasta donde podría llegar.
 
La cara estaba desencajada, pero el cuerpo seguía corriendo, más despacio pero corriendo. Silver comenzó a gritar para animar a todo el mundo como si de un vikingo o un bárbaro se tratase, no sé si a los que por allí había les funcionó pero a mí se me erizó la piel. Silver seguía delante y no paraba de girarse para ver como estaba Paco, a veces se dejaba llevar por el entusiasmo de la carrera y se adelantaba sin querer, se sentía fuerte, pero al momento reculaba para preguntar como estaba su hermano de entrenos y de batallas. En uno de esos vaivenes le comenté que se fuera, yo me quedaría con Paco hasta donde llegase, pero se resistía a dejarlo, por una parte comprensible son muchos recuerdos juntos, pero al final pudo más las ganas de acabar el maratón sabiendo que realmente no se quedaba sólo.
 
En estas pasamos el medio maratón juntos, pero luego se distanció y nos quedamos Paco y yo. Ahora teníamos que idear una estrategia si pasábamos delante de nuestras familias, si veían sólo a Silver se preocuparían, así que había que inventar una excusa creíble y que no preocupase a nadie, ellas nos esperaban en el kilómetro 25. Al pasar, la preocupación en los rostros de nuestras familias era evidente así que decidimos pararnos con ellas y hablar 1 minuto, la excusa pareció ser creíble, una parada técnica para soltar lastre, y de ahí la distancia tomada por Silver, salimos con ánimos renovados, pero sin saber lo que nos depararía la carrera.
 
 

 
 
 
Intento no sacar el tema de la lesión mientras corremos,  hago un video para distraernos un rato, pero a veces es inevitable, empezamos a bajar el ritmo y ya es de 6´-6´10", aunque pienso que sigue siendo buenísimo para lo que debe estar pasando Paco.
 
Y entonces por si no fuera poco llegamos al kilómetro 30, y como si de un manual se tratase, el ritmo comienza a bajar en picado, el hombre del mazo, el muro o como se le quiera llamar hace su aparición, intentamos hidratarnos lo mejor que podemos ya que el calor es insoportable, y eso que el día de antes el frío y el viento fueron la tónica de todo el día.
 
Ahora es el corazón el que tira, me anima escuchar a Paco pero lo que es evidente es que ahora si la va a acabar, tal vez no en las mejores condiciones, pero aunque sea andando la acabará. pasamos cerca del Bioparc, me hago una nota mental de es algo que tengo que visitar la próxima vez que baje, pensaba que estaba a las afueras de Valencia y resulta que esta bastante cerca de donde siempre nos alojamos.
 
Me animo al ver a Paco sin parar, el pundonor, el coraje y la garra que le está echando son increíbles, incluso me animo a decirle que si ahora decidiese parar me lo llevaba a caballito hasta la meta, pero no hace falta, sucede algo increíble, pasamos por el arco que marca el kilómetro 38 saludamos a cámara y después de mucho rato insistiéndole que usase el antiinflamatorio que la organización de la carrera daba a todos los corredores, me hace caso y me pide que se lo eche. No creo en los milagros, pero a los 5´de ponérselo, empezó a acelerar pasamos de ir a un ritmo de 7´48" cuando se lo puse a 6´40" en 2 kms. y claro ya estábamos en el 40 y aquí no hay nada que te impida acabar un maratón, incluso andando puedes llegar.
 
Pero no hizo falta andar en ningún momento, empezamos a acelerar y me quise despedir de él porque considero que uno en la meta de un maratón tiene que entrar sólo con sus demonios en la cabeza, pero no quiso separarse, así que en cuando faltaba un kilómetro le dije " Cuando vayas a entrar a meta y hables con tu madre que está ahí arriba mirándote, dale las gracias por permitir que saliese el sol e hiciese un día perfecto para correr" y aceleré todo lo que pude para que no me cogiese.
 
Y antes de entrar me esperaban los míos, los saludé y al pasar por debajo del puentecillo que nos encaraba a meta, la imagen fue increíble, los gritos se oían lejanos y la vista es indescriptible e impresionante, pasar por encima del agua y ver la estructura del museo Príncipe Felipe encima de uno le hace ser tan pequeño que impresiona, pero también impresiona acabar un maratón y este para mí fue uno de los más increíbles.
 



Mi tiempo 4h 18´40" , pero a parte de la medalla me llevo en el corazón, el gran fin de semana que hemos pasado, la unión de unos hermanos corredores y la lección de fuerza de Paco.
 
 


 
 
SALUD Y KILOMETROS !!!